Dom 11.05.2008

DEPORTES  › POLO ENTREVISTA CON BAUTISTA HEGUY, 17 AÑOS CON 10 DE HANDICAP

El menor de una gran dinastía

A los 37 años, el destacado polista arrancará una nueva temporada, aunque ya no compartirá equipo con sus hermanos. “Va a pasar un tiempo hasta que me acostumbre”, asegura el delantero, que igual se ilusiona con poder pelear con La Dolfina o La Aguada.

El polo argentino se prepara para un nuevo año de alto handicap, con muchos cambios de jugadores en las distintas formaciones. Si bien un equipo histórico como Chapa I (antes Indios Chapaleufú) finalmente se disolvió, uno que ya había tomado la decisión de alejarse es Bautista Heguy. El menor de los hijos del legendario Horacio transita por una nueva etapa en su vida y ya se prepara para afrontar los riesgos que eso implica. Mientras estuvo en el país para jugar una exhibición con los mejores del mundo en el Club Centauros, el jugador analizó, ya con 37 años, el camino recorrido y lo que puede llegar.

–A esta altura de tu carrera, ¿imaginaste que ibas a formar parte de la elite del polo?

–La verdad, no fue algo que programé. Desde el ’91 que tengo diez goles de handicap y ahora es como que me acostumbré. Tal vez no le doy el valor que realmente tiene. Recién ahora, con más experiencia, uno lo valora más.

–Y vos, íntimamente, ¿te sentís uno de los mejores?

–Sí, yo sí. Creo que tenés que tratar de estar vigente siempre, pero pensar no quiere decir que te creas el mejor. Pensar de esa manera te motiva, y te hace mejorar un poco más. Eso es lo importante.

–¿Cuáles creés que son las virtudes que hay que tener para destacarse en este juego?

–Me parece que todos los jugadores que llegan a un gran nivel en esto tienen mucha capacidad para saber elegir y manejar un caballo. Puede ser que no todas las personas estén en condiciones de llegar al alto nivel. Pero lo digo desde la capacidad para desempeñarse en este deporte.

–A partir del crecimiento en los últimos años, ¿el polo dejó de ser un juego de campo para pasar a ser de familias de clase?

–Creo que cambió, como todas las cosas. En su momento lo jugaba la gente de campo, y hoy si tenés un espacio en Pilar o en Manzanares también lo podés practicar, seas o no de la familia del polo.

–¿Hay cierta intención para trasformarlo en algo más popular?

–No, acá nadie está pensando en que sea más popular o menos popular, o de mejor nivel social o no. Nadie lo piensa de esa manera, sólo se va dando que gente que es de otros ámbitos hace plata con esto porque le gusta como hobby. La realidad es que como no es un deporte barato, al que le va bien puede jugar al polo, y al que le va mal no. La gente de campo tuvo su momento hace 20 o 30 años, que como eran realmente ricos se daban el lujo de jugar al polo, y después, en otra época, la gente de campo no podía jugar porque tenía que vender los caballos por necesidad. Y ahora hubo un reflote donde esa gente volvió a jugar al polo. Pero como hobby hay muchos que lo juegan y no son del ambiente, como por ejemplo Batistuta. A él le gusta y lo practica.

Un hecho que sin duda será diferente en los próximos meses es que Bautista ya no compartirá una formación con sus hermanos. Y en ese sentido, el delantero lentamente comienza a asimilar esa situación.

–Luego de 19 años no jugarás más con ellos, ¿las sensaciones son distintas?

–Imagino que sí. Todavía no lo quiero pensar, sólo quiero concentrarme en el nuevo equipo de acá a septiembre, y después sabré cuál es esa sensación. Si realmente extraño jugar con mis hermanos será como todo, va a pasar un tiempo hasta que me acostumbre.

–Con la idea de formar un equipo con chicos jóvenes, ¿podrán disputarles el protagonismo a equipos consolidados como La Dolfina o La Aguada?

–Eso todavía no se puede saber. Hasta que no empiece la temporada no se puede hacer un pronóstico. A partir de prácticas y del conocimiento entre nosotros vamos a tener una idea de saber para qué estamos.

–¿Y cuántos años más pensás que le podés dar al polo?

–Mientras me dé el físico y me sienta que puedo ser competitivo, voy a estar adentro de una cancha. Cuando vea que estoy molestando en el equipo que esté, o sienta que me cuesta hacer algo porque el cuerpo no responde, o porque me cuesta entrenar tres veces por semana, ése va a ser el momento de dejar.

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