Racing tenía una gran ocasión para alcanzar a Central en la pelea por no descender. Sólo tenía que ganarle a Argentinos y dejaba atrás la derrota increíble de la semana pasada en Rosario. Pero no pudo. Con una pálida actuación, el equipo de Llop apenas empató 1-1, se fue silbado y quedó en promoción, a dos puntos de Central y a cuatro de Colón.

Los resultados de todos los rivales directos dejaban a Racing con una sonrisa para iniciar su partido. El equipo de Llop y sus hinchas sabían que ninguno de los de abajo se le podía acercar y que una victoria servía para alcanzar a Central y quedar cerquita de Colón. Sin embargo, cuando empezó a rodar la pelota, esa pequeña alegría se borró por completo. Es que en la primera aproximación al área de Navarro, cuando apenas habían pasado dos minutos de partido, Argentinos se puso en ventaja. Ortigoza aprovechó una serie de rebotes y sacó un remate cruzado, que el arquero alcanzó a manotear pero no pudo desviar.

Entonces, Racing comenzó a jugar con sus nervios, al ritmo de la gente. Es que al principio, todo era aliento y esperanza. Pero con el correr de los minutos y el resultado adverso, los gritos se transformaron en exigencias y, más tarde, en insultos. Pero a pesar del clima hostil, Racing intentaba jugar y buscar el empate. Es cierto, sus armas no eran las mejores, pero con las subidas de Schaffer, el empuje de Chatruc y las ganas del resto se hizo dueño del trámite, más allá de que le costó generar situaciones de peligro frente al arco de Torrico. Por eso, lo más peligroso fueron los dos remates desde lejos de Chatruc y Zuculini, que salieron cerquita.

Como casi siempre cuando es local y las cosas no le salen, Racing comenzó a entrar en la confusión y el desorden. A tirar la pelota para adelante y esperar que algo suceda. Y lo curioso es que con esa fórmula llegó el empate. Un ollazo al área encontró la cabeza de Cáceres, que devolvió la pelota al medio. La jugada parecía sencilla para Torrico, aunque el arquero se confió en que Sosa le iba a cometer falta y se dejó sorprender por el tucumano, que le ganó arriba y marcó el empate.

El gol sirvió para tranquilizar el clima, pero no para que Racing recuperara la serenidad para jugar. No aparecían ni Moralez ni Estévez, Chatruc ya no pesaba y Avalos ni siquiera inquietaba. Y si Racing no sufría atrás, simplemente se debía a la timidez de Argentinos, que no soltaba gente en ataque y parecía conformarse con la igualdad. Igual, pudo perderlo cuando Caruzzo anotó tras una falla de Navarro, pero el árbitro invalidó el gol por una supuesta falta al arquero, que cuando perdió la pelota cayó mal y se fue lesionado.

Los últimos minutos dejaron expuestas las limitaciones de Racing, que pese a la chance de alcanzar a Central no pareció enterarse y no intentó forzar el desarrollo. Así dejó pasar una nueva oportunidad y sigue hundido en la promoción.