Las dudas exhibidas en las últimas dos semanas por el Inter a la hora de asegurarse el título de la Liga italiana son ya carne de diván en la península. “Tiembla el Psico-Inter”, se burlan los medios italianos, que hablan de la posibilidad de que el equipo sufra de “Interinitis”, un juego de palabras con la enteritis, una inflamación intestinal.

Tras el empate 2-2 con el Siena en su estadio, el Inter ahora sólo tiene un punto de ventaja sobre la Roma, a la que hace dos semanas superaba por seis unidades, de cara a la última jornada. El sueño del tercer “scudetto” consecutivo se tambalea, en una deriva que comenzó con la derrota 2-1 en el clásico ante el Milan.

Después del empate, el Inter se retiró abucheado por 80.000 espectadores en San Siro, incapaces de entender cómo se desvaneció en tres meses la ventaja de 11 puntos que llevaban. Los hinchas esperaron el micro que sacó a los futbolistas del estadio para gritarles “mercenarios” y “rogarles” que se fueran a “trabajar”.

De haber ganado el domingo, el Inter se habría consagrado campeón, porque con tres puntos de ventaja sobre la Roma, un eventual empate en la cima en la última fecha beneficiaba al equipo de Roberto Mancini, con mejor balance en los choques con el equipo romano.

Nada menos que Marco Materazzi tuvo el triunfo en los pies. Pero falló, porque su penal fue atajado por el arquero Alex Manninger. ¡Qué diferencia con lo sucedido un año atrás! Aquella vez Materazzi convirtió el penal, también ante el Siena, para asegurar el decimoquinto “scudetto” de los neroazzurros. El penal errado contagió el clima de desesperación. Un hincha arrojó su televisor por la ventana desde un tercer piso después de que Materazzi fallara la ejecución. El televisor explotó en el suelo, al pie del edificio en Milan, y la policía acusó al fanático de lanzar objetos peligrosos.

Tras una imponente primera parte de la temporada, Inter comenzó a perder consistencia, también debido a las lesiones de Luis Figo, Iván Ramiro Córdoba, Walter Samuel y de Zlatan Ibrahimovic. La eliminación de la Champions League fue también un duro golpe psicológico e incluyó la amenaza de Roberto Mancini de dejar el equipo.

Queda ahora un vibrante domingo y ningún director de cine habría creado un “thriller” futbolístico más atractivo para el cierre del campeonato. Roma jugará en Catania, en tanto que el Inter visitará al Parma, que lucha contra el descenso. No podrá jugar Esteban Cambiasso, lesionado contra el Siena, y que necesitará al menos dos semanas para reponerse del fuerte golpe que sufrió en la cápsula ligamentosa del tobillo. Sí estará Julio Cruz, goleador del hasta ahora líder de la Liga con 13 tantos convertidos.

Hasta el domingo, el Parma era dirigido por Héctor Cúper, que entrenó al Inter entre 2001 y octubre de 2003. El Inter de Cúper tenía el título del Scudetto 2002 en las manos, pero perdió la ventaja sobre Juventus con una derrota 4-2 ante el Lazio en el último partido.

Cuando Cúper llegó a Parma a comienzos de marzo tras la 27ª jornada para reemplazar a Domenico di Carlo, el equipo estaba 17º, el primero en salvarse del descenso a la Serie B, y la misión del entrenador argentino era llevarlo a la mitad de la tabla, lo que no logró: para no perder la categoría, el Parma precisa vencer el domingo al Inter como local.

“Estaremos en el horno durante los 90 minutos en Catania. No tenemos nada que perder –dijo el capitán de la Roma, Francesco Totti, lesionado–. Veremos qué hace el Inter. Estaré ahí (en la tribuna). No me lo voy a perder.”