DEPORTES › RACING GANABA 1-0, PERO GIMNASIA SE LO EMPATO AL FINAL
El destino de la Academia parece marcado. Se imponía con un gol en contra de Fede Domínguez en el comienzo y jugaba con un hombre más por la expulsión de San Esteban. Pero sobre el cierre se lo igualó Martirena. Quedó a cuatro puntos de Colón y Central.
Otro gol sobre la hora amargó a Racing. Esta vez, cuando jugaba con un hombre más y parecía tener todo controlado, el pibe Martirena apareció para meter un cabezazo y señalar un empate muy doloroso para el equipo de Llop, que está a cuatro puntos de Colón y Central.
Uno de los lugares comunes del fútbol de hoy habla de que “todos los partidos son finales”. Pero para este Racing conflictuado, el encuentro de ayer ante Gimnasia era una verdadera final. No podía darse el lujo de perder ningún punto si pretendía evitar la promoción. Y además, el clima de afuera, con banderas dadas vuelta e insultos para dirigentes, jugadores y árbitros, también colaboraba para conformar un partido determinante.
Y así salió a jugarlo Racing. Sin ideas, pero con muchas ganas. Claro, la fortuna que tantas veces le jugó en contra, ayer se le puso de aliada. Matías Martínez mandó un ollazo que no tenía demasiadas pretensiones de éxito, pero la pelota golpeó en la espalda de Domínguez y se fue metiendo mansita ante la desesperación del descolocado Bangardino, que alcanzó a manotearla pero llegó tarde. Y un rato más tarde, cuando Gimnasia presionaba arriba y hacía méritos para igualar, el travesaño devolvió un terrible derechazo de Escobar. Esta vez, la fortuna jugó para Racing.
Con la ventaja, el equipo de Llop cometió el pecado de siempre. Se tiró atrás y permitió que su adversario creciera y lo arrinconara cerca de Martínez Gullotta, gracias a que la sociedad que armaban Piatti y Ormeño por la derecha generaba mucho peligro. Sin embargo, al menos esta vez salió en varias ocasiones para contragolpear, con lo que preocupó a su rival y hasta pudo aumentar la diferencia, pero Bangardino salvó su arco en dos ocasiones, primero ante un remate de Matías Sánchez y luego ante un cabezazo de Sava.
La intensidad del primer tiempo se fue perdiendo con el correr de los minutos. A Racing se le vinieron a la cabeza todos sus temores, mientras que a Gimnasia le afloraron todas sus limitaciones. La expulsión de San Esteban resultó clave para que el equipo de Sanguinetti diera la sensación de estar entregado. Del otro lado, el amor propio de Chatruc afloró para sacar del fondo a los suyos y generar un par de chances para liquidar el juego. No lo consiguió. Entonces, aparecieron los fantasmas. Los que juntaron a Piatti y Ormeño por la derecha, los que ayudaron a saltar a Martirena, los que acomodaron la pelota junto al palo derecho de Martínez Gullotta. Y los que, parece, lo depositarán en la promoción.
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