Desde París

Preocupación: ésa es la imagen que transmitieron David Nalbandian y todos los integrantes de su equipo, tras una eliminación en Roland Garros que dejó a Eduardo Schwank como el único argentino que sobrevive en el cuadro disputados sólo cinco días del torneo. “No le encuentro la vuelta. La verdad es que desde París-Bercy que vengo siempre con algo dando vueltas, y jugar siempre con algo mal es muy difícil”, dijo el argentino tras caer 3-6, 4-6, 6-2, 6-1 y 6-2 ante el francés Jeremy Chardy, de 21 años y 145 del ranking mundial.

La imagen de Nalbandian era la opuesta a la de Schwank, un inesperado líder de la “Legión Argentina” en Roland Garros, un ascendente joven que hoy jugará ante el francés Paul-Henri Mathieu en la cancha central, un escenario inusual para él, acostumbrado a buscarse la vida en los torneos challenger.

Una alegría argentina en medio de una serie de golpes. La inesperada derrota de Nalbandian, sumada a las de Martín Vassallo Argüello, Diego Junqueira, Máximo González, Juan Chela y Gisela Dulko, dio forma a la peor actuación del país en Roland Garros en casi una década: hay que remontarse a 1999 para encontrar sólo un argentino en tercera ronda.

La pregunta es ineludible. ¿Qué le pasa a David Nalbandian? Nadie lo sabe con precisión. Ni él ni su equipo técnico. Tras su “resurrección” de fines de 2007, cuando enhebró dos títulos en Madrid y París-Bercy vapuleando en el camino a los tres mejores tenistas del mundo, Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, Nalbandian no volvió a encontrar su nivel. Fracasó en Australia, eliminado en tercera ronda, y tuvo un mal paso por la gira estadounidense y la europea, con el título de Buenos Aires y la final de Acapulco como únicos hitos.

Hay un dato cierto, aunque insuficiente: Nalbandian tiene una molestia en el aductor de la pierna izquierda, pero su equipo aún no pudo definir de qué gravedad. “Este año no jugué ningún torneo sano, mañana (por hoy) vamos a evaluar qué hacer”, añadió el número 8 del mundo, que un año atrás había caído en octavos de final en París.

Fernando Cao, su preparador físico, admitió su preocupación por la sucesión de molestias físicas de Nalbandian. “Es el aductor izquierdo, se venía tratando del tema, pero en la entrada en calor lo volvió a sentir. Lo llevó más o menos en los dos primeros sets, pero después ya no podía moverse para los costados, y eso le dio bronca.”

Martín Jaite estaba desilusionado. “Nos sorprenden mucho tantas lesiones diferentes, arrancó bien, pero después no se puede analizar el partido, por los dolores y las molestias.”

Tanto Cao como Jaite admitieron que intentan convencer a Nalbandian de la necesidad de pedir la asistencia del fisioterapeuta cuando tiene problemas físicos durante un partido, pero que el jugador se niega.

“El cree que no le hace nada”, dijo Jaite, mientras que Cao reconoció no tener una respuesta a por qué Nalbandian prescinde de esa ayuda que casi todos los jugadores utilizan. “Nosotros le preguntamos lo mismo... El dice que nunca pide ‘trainer’ (fisioterapeuta), que no lo puede ayudar. Uno no coincide, pero es una decisión del jugador.”

Cao esperará los resultados de las pruebas a las que Nalbandian se someterá hoy y mañana en París. “Lo primero es encontrar el diagnóstico correcto. Cuando llega el momento de estrés máximo surge el problema, pero es difícil evaluar si hay algo emocional.”

Chardy arrasó a Nalbandian, sexto preclasificado, en los sets finales. El francés accedió al torneo gracias a una invitación de la organización, y martirizó al cordobés con un potente servicio y agresivos golpes desde el fondo. Pero lo cierto es que Nalbandian no corría, no jugaba en su nivel. Nalbandian no era Nalbandian.

El argentino, eliminado en enero en la tercera ronda del Abierto de Australia, tiene como meta declarada para esta temporada la conquista de un Grand Slam, del oro olímpico y de la Copa Davis, aunque sus posibilidades se van estrechando. “Este año ya se me escapó Australia, y ahora esto. Hay que pensar para adelante”, dijo Nalbandian.

Para adelante piensa Alberto Mancini, capitán del equipo argentino de Copa Davis, que ve cómo sus jugadores de primera línea atraviesan el peor momento en años, precisamente en un 2008 en el que el país aspira a ganar por primera vez la Copa Davis, beneficiado por un sorteo favorable.

“Ya lo dije mil veces: una de las cosas importantes es llegar a fin de año bien”, recalcó Mancini, apuntando a la semifinal de septiembre en Buenos Aires ante Rusia y a una eventual final ante el ganador de la serie entre España y Estados Unidos.

Pero la euforia por la Davis se está viendo rebajada. “Es un año complicado para todos, porque los Juegos Olímpicos comprimen todo y agregan competencias. Lo positivo es el destape de Schwank.”