Dom 08.06.2008

DEPORTES  › EL PRESIDENTE AGUILAR SIGUE MUY CUESTIONADO

Bajo el sol de Aruba

El calendario es tan caprichoso como el exitismo. Justo hoy, a un mes exacto del manchón imborrable que dejó San Lorenzo en la historia de River, el equipo de Núñez podría salir campeón. Es el mismo equipo eliminado en la Copa; con Oscar Ahumada y Juan Pablo Carrizo, a quienes los hinchas repudiaron por haber tocado su orgullo con declaraciones nada diplomáticas. River también tiene al mismo presidente, José María Aguilar, pero a él no hay un título que sea capaz de devolverle tan rápido la credibilidad. Salvo que decida competir en la Liga de Aruba ante rivales locales como Bubali o La Fama (el dirigente había comparado al club con ese paraíso fiscal, como si fuera un modelo a imitar).

Esta vez, la meneada teoría de la gran familia (dirigentes, cuerpo técnico y jugadores unidos por un mismo objetivo) no sirve ni para señuelo en una pecera. Aguilar tiene todo el derecho a festejar una posible vuelta olímpica como presidente. Pero, ¿se animará a hacerse visible en el Monumental? Golpeado, el 20 de mayo había empezado por algo. Y dejó escuchar su voz con un tono socarrón.

“River es un club que está peleando el campeonato. Ha cotizado mucho a su plantel, tiene las primas y los sueldos al día. Todos los empleados del club están al día y el colegio funciona muy bien. River parece Aruba”, le había dicho Aguilar a Fernando Niembro en Radio Del Plata. Fue una parábola infeliz. Su verba fecunda lo traicionó. Pero en aquella entrevista agregó: “Hemos dado de comer mucho a terceros”, y ahí sí no se equivocó. River les daría de comer a los hinchas que no son de River, a creativos publicitarios pródigos en armar afiches con cargadas y a la prensa deportiva que tuvo tema de consumo masivo por varios días.

Mientras el equipo quedaba sumergido en un río de aguas viscosas que traía los peores presagios, los socios y simpatizantes insultaban a Aguilar por enésima vez en el clásico hall. Ahí donde suelen sacudirse la bronca desde los dieciocho años sin títulos. River se parecía a Aruba sólo por las cuentas en el exterior que le atribuyen sus opositores a Claudia Alejandra Del Ciampo (su esposa) y Eduardo Del Ciampo (su cuñado) y cuyos números presentó ante el juez Luis María Rodríguez el ex dirigente Horacio Roncagliolo. Esas cuentas están en otro paraíso fiscal, Luxemburgo, y tendrían 14 y 4 millones de euros cada una.

El presidente (“el peor en la historia del club”, según Roncagliolo) gobierna apoyándose en la denominada mesa chica. Un grupo de incondicionales donde sobresale su alter ego, el secretario Mario Israel. La comisión directiva hacía como tres meses que no se reunía, hasta que el jueves 29 de mayo aprobó algunos asuntos pendientes: las compras del zaguero Omar Merlo (ex Colón) y el arquero Daniel Vega (ex Chicago), dos jugadores que no tienen ni un minuto en partidos oficiales. El primero llegó del Locarno de Suiza, el club pantalla que River utilizó en varias operaciones de compra y venta (Gustavo Cabral es otro caso) gracias a los buenos oficios del trinomio Hidalgo-Zahavi-Arribas (Haz Sport Agency).

Roncagliolo insiste: “Por más que salga campeón River, Aguilar no dejará de ser el peor presidente de su historia. No creo que la gente se olvide de su patética gestión. Es más, confío en el juez Rodríguez, quien tiene todos los elementos en su poder para probar una presunta asociación ilícita entre la dirigencia y la barra brava”. Para Andrés Ballota, vocal titular de la CD, “yo no diría que el presidente es un cadáver político, porque aprendí que los aparatos existen y en River se gana una elección con 4500 votos. Aguilar sí es un mal dirigente, como lo demuestra su gestión. Estamos lejos de ser Aruba. Y lo peor es que no hay un proyecto de fútbol para los dos o tres próximos años: Carrizo y Alexis Sánchez se van, Abreu y Cabral están a préstamo, del pase de Falcao el club sólo mantiene el 50 por ciento”.

El ex candidato a presidente Daniel Kiper denunció a Aguilar –junto a Marcelo Parrilli– por administración fraudulenta, asociación ilícita y lavado de dinero. La causa pasó al juzgado de Rodríguez después de que la tuvieran sus pares Alberto Baños y Mauricio Zamudio y en el expediente constan los turbios vínculos comerciales de River con Locarno y las mencionadas cuentas de Luxemburgo. A su vez, Aguilar replicó con una querella por calumnias e injurias contra Kiper, quien le dijo a PáginaI12: “No me voy a retractar de lo que denuncié. Además, él es un muerto político. La pelea que debemos dar ahora es para defender la institución”. Carlos Ferreyra, otro vocal que se pasó hace tiempo a la oposición, señaló: “Los socios no van a dejar de pensar lo que ya piensan de Aguilar por un título de campeón. Como dirigente está cocinado, aunque si River gana el campeonato se van a tapar un montón de cosas”. ¿Quién puede asegurar que no se cumpla este vaticinio? “El fútbol es generoso”, dijo cierta vez Jorge Valdano, allá por 1990, y tiene mucha razón. Es tan generoso que en el éxito o en sus vísperas, el presidente y su mesa chica quizá pasen inadvertidos y hasta hagan nuevos planes para ir tirando hacia las elecciones del 2009.

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