Martín Sharples tiene una nueva lucha que encarar. Una lucha que se agrega a otras, tan largas como complicadas y casi en soledad. Lucha para conseguir que no se discrimine a los atletas paraolímpicos como él; lucha para que Julio Cassanello abandone la presidencia del COA por su pasado como funcionario de la dictadura y, desde que el miércoles increpó al dirigente públicamente, lucha para que se esclarezca por qué lo agredieron y quisieron silenciarlo.

–Tras el episodio que le tocó vivir en el edificio de Telecom, habrá recibido solidaridades y sufrido actos de indiferencia. ¿Qué evaluación hace 24 horas después de lo que sucedió?

–Parecía un grupo de tareas el que me sacó de ahí. Me rodearon cuatro tipos, sin mediar ningún tipo de aviso. No me dijeron: “Hablaste y ahora andate”. Me pegaron, me hicieron un ahorcamiento para callarme y me tiraron a la calle. Yo me sentí muy mal porque estaba el secretario de Deporte, que representa a todos los atletas. Me llamó y me dijo que no sabía que era tan grave. Se solidarizó conmigo. Pero no hubo otra acción directa. Yo creo que los periodistas debieron levantar la conferencia de prensa porque si Ca-ssanello no quería hablar de sus antecedentes, ¿qué tipo de conferencia era ésa?

–¿Cree que con este tipo de escraches conseguirá su objetivo de que Cassanello algún día renuncie a su cargo en el Comité Olímpico?

–El no estuvo el día en que desfiló la antorcha por Buenos Aires, tampoco cuando se le entregó la bandera a Ginóbili. No quería exposición pública hasta que se iniciaran los Juegos para evitar este tipo de incidentes. Mucha gente se preguntará por qué hago esto, pero vi la posibilidad esta vez y fui al edificio de Telecom. A mí me gustaría que la medida de su salida la tomaran en el COA y que no fuera un particular o un atleta que lo denuncie. Que se diera naturalmente.

–¿Usted respalda una iniciativa legislativa de Patricia Walsh para repudiar a Cassanello?

–Sí, es un proyecto de resolución. Pero tres legisladores del PRO se oponen porque sostienen que crearía un mal antecedente. Yo me pregunto: la Legislatura expulsó a un jefe de Gobierno elegido por el pueblo y ahora hablan de democracia. Cassanello es responsable político porque avaló la dictadura. Y me responden que no tiene antecedentes penales. Tampoco los tenía Aníbal Ibarra cuando lo echaron. Si ellos no pueden tener una expresión política de repudio contra alguien que va a representar a todos los atletas en unos Juegos Olímpicos, no sé qué pensar.

–¿Hasta dónde irá con la iniciativa de pedir que Cassanello deje de representar al deporte olímpico?

–Hasta iniciar una huelga de hambre. Veremos si es más importante mi vida que la renuncia de Cassanello.

–¿Está dispuesto a llegar a eso?

–Sí, porque puede ser una manera de ponerle presión al tema. Porque veo que con dar a conocer sus antecedentes no alcanza.

–Cuando dialoga con otros deportistas o dirigentes, ¿qué le dicen de estas iniciativas?

–Me responden que fue elegido democráticamente. Pero lo votaron deportes que no son olímpicos y lo que hace es meter disciplinas para que lo elijan. En la página web del COA no pone que fue funcionario de la dictadura. Sería bueno que se blanquee. Pero los deportistas son muy individualistas. Quieren mejorar sus marcas, pero no meterse en esto que yo tomo como un acto de militancia. Yo soy un militante que es deportista y un deportista que es militante. Ambas cosas no las puedo separar. Hay quienes me respetan por mis pensamientos y otros que me dicen: no es bueno ser deportista para ser activista.

–¿Qué espera de la Justicia por la agresión que recibió?

–Quiero conocer a los responsables y la opinión del titular de Telecom sobre la actitud de sus empleados. Si él defiende los antecedentes de Cassanello y si su empresa avala lo que él representa.