DEPORTES › A 3 DíAS DEL COMIENZO DE BEIJING 2008
Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional, admite que los Juegos en China llevarán a la entidad a reformular su postura frente al tema del respeto a los derechos humanos.
› Por Sebastián Fest
Desde Beijing
“No tengo miedo”, asegura Jacques Rogge en la cuenta regresiva hacia unos Juegos Olímpicos que marcarán su carrera como dirigente, una cita que, admite, llevará próximamente al COI a repensar su postura frente al siempre espinoso tema del respeto de los derechos humanos.
“Tenemos que estudiar nuestro papel en lo que a los derechos humanos y las expectativas de la sociedad se refiere”, dijo el presidente del COI durante una entrevista en la que reveló detalles de cómo negoció en los últimos años con el gobierno chino y admitió que el resultado de Beijing 2008 tendrá cierta influencia en su decisión de seguir o no al frente de la nave olímpica.
Rogge fue rotundo cuando se le preguntó por sus temores de cara a los Juegos que se inauguran el viernes, unos Juegos precedidos de polémicas de todo tipo, en especial políticas. “No entra en mi psicología el tener miedo. Hay asuntos por resolver, pero no tengo miedo. Serán mis decimoctavos Juegos. Hay asuntos importantes, claro. La seguridad, el transporte, pero nada que tema. Creo que los preparativos fueron extremadamente buenos y la dinámica de los Juegos lo probarán.”
El belga dijo que lo primero que hizo al saber que los Juegos se celebrarían en 2008 en Beijing fue contactar a expertos en la historia y la cultura chinas. “Todos me dijeron que si quería obtener algo tenía que mantener negociaciones silenciosas, una diplomacia silenciosa. Solo por salvar la ropa, porque tras las discusiones que mantengas no puede haber públicamente ni un ganador ni un perdedor. Y eso es lo que hice desde el primer día.”
El dirigente elogió el respeto de los asiáticos por sus mayores –“en nuestra sociedad los ancianos son enviados a un asilo por sus hijos, que en la mayoría de los casos ya no se ocupan de ellos”– y planteó la diferencia de percepciones entre Oriente y Occidente: “La noción del tiempo que tienen es diferente de la nuestra. Los asiáticos tienen la eternidad frente a ellos. Aprendí mucho, en muchos aspectos me enriquecí”.
En ese contexto de negociaciones silenciosas y sutiles con el régimen chino, Rogge fue duramente criticado por organizaciones como Amnistía Internacional (AI) o Reporteros sin Fronteras, que lo acusan de no haber aprovechado la ocasión para forzar a Beijing a un cambio en su política de derechos humanos. El viaje internacional de la antorcha olímpica fue, en abril, el foco de las protestas.
“El público espera muchas cosas de nosotros que no siempre son realizables para el COI. En el caso del recorrido internacional de la antorcha vamos a hacer un análisis con la gente de los Juegos de Vancouver 2010 y Londres 2012 sobre si mantenerlo o no. Vamos a ver una serie de asuntos, uno de los cuales será los derechos humanos”, aseguró.
“Y también analizaremos las expectativas generales del público en términos de qué se espera del COI en su relación con los gobiernos. No podemos ignorar la situación, pero al mismo tiempo no se puede esperar que seamos quienes la solucionemos. Así que la verdad debe estar en el medio.”
Rogge buscó siempre separar los Juegos de la política, pero en el complejo camino hacia Beijing 2008 terminó admitiendo que muchas veces ambos se cruzaron o incluso superpusieron. “Todo depende de qué se habla cuando se dice ‘político’. Si se refiere a las relaciones entre China y Taiwan no tuvimos discusión alguna, porque no es asunto nuestro. Tuvimos, sí, discusiones con los chinos sobre temas que pueden ser considerados cercanos al de los derechos humanos, como la indemnización por expropiaciones y el trabajo infantil. Sí, definitivamente”, enfatizó.
“También les insistimos a los chinos sobre los estándares de seguridad en la construcción de instalaciones olímpicas. Eso está en la esfera del ser humano. Si me pregunta si tratamos asuntos políticos, diría que no estrictamente políticos, pero sí todo lo concerniente a China y los Juegos Olímpicos.”
Rogge es optimista en cuanto a la influencia que los Juegos puedan tener en China. “No voy a entrar en discusiones con Amnistía Internacional, a la que respeto mucho, pero tengo una opinión diferente. Creo que los Juegos traerán definitivamente una apertura sin precedentes a China. No se puede juzgar la influencia de los Juegos antes de que se lleven a cabo, pero tampoco hay que esperar diez años. En uno o dos años se verá la influencia que tuvieron los Juegos.”
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