DEPORTES › SERGIO MARCHI, SECRETARIO GENERAL DE FUTBOLISTAS AGREMIADOS
El Apertura arranca sin la sombra del conflicto entre los jugadores y los clubes por el tema de la libertad de acción. Pero el dirigente gremial asegura que las instituciones sólo se protegerán si ofrecen buenos contratos a sus futbolistas.
–El problema del éxodo de jugadores existe desde hace varios años, ¿los dirigentes argentinos no se percataron?
–No fue un gran tsunami que se vino de repente, ni debió provocar tanta sorpresa en algunos directivos como parece que hubo. Se veía venir. Por ahí hubo algún inconsciente que no prestó atención. Pero en general los equipos de primera y segunda división estaban al tanto. Así que no se puede hablar de sorpresa; sí de inacción de parte de algunos.
–¿Quiénes no actuaron y con respecto a qué situaciones?
–Los dirigentes de las distintas asociaciones, principalmente de la Conmebol, no intervinieron como debían en el tema de los menores, sobre todo cuando aparecieron los derechos de formación. Se pensaron que Joseph Blatter era Papá Noel, cuando en realidad les estaba diciendo “miren que en el futuro va a ser lo único que van a recibir”. Y no se dieron cuenta de lo que realmente pasaba. Algo inentendible. Así como cuando altos dirigentes van al Comité de FIFA y votan leyes de las que después se quejan. Luego, el jugador se va acatando las normas y se hacen los que no entienden. Si van a ser tan necios, que vayan y no voten.
–Teniendo en cuenta que hay leyes que amparan a los futbolistas para que se vayan y los sueldos de Europa son mejores, ¿sirve el cambio en el Convenio Colectivo de Trabajo?
–El problema se va a minimizar. Sin embargo, ningún jugador es esclavo. ¿Qué es lo que va a proteger a un club? Un buen contrato, que deje asentada la verdadera remuneración del futbolista y que los dirigentes usen las reglas como las tienen que usar. El espíritu de la norma del 20 por ciento era bueno, pero las personas lo desvirtuaron. Los dirigentes desglosaron los contratos. Pusieron la menor cantidad de dinero en el que quedaba asentado en AFA y lo demás en uno privado. Y a la hora de prorrogar, lo hacían desde el de la AFA, como corresponde. Pero perjudicaban al jugador. Ahora esto cambiará. El nuevo Convenio es más riguroso, para evitar los contratos paralelos.
–¿Pero permitirá detener el éxodo de juveniles?
–Lo que pasa es que la patria potestad es un derecho de orden público. Entonces, hay que resolverlo de manera gremial, porque por ley no hay forma. Los clubes europeos seducen a los padres y se llevan a los pibes. Así que, en conjunto con la modificación del Convenio, las confederaciones afectadas tendrían que plantársele a Blatter y buscar que haya una sanción para los que roban jugadores. Hay que poner las bolas arriba de la mesa. Y de última, no competir. De alguna manera hay que hacerse escuchar.
–Internamente, ¿cómo se evita la fuga?
–Si el jugador vale, hay que pagarle mejor. Y no estandarizar los contratos, porque no todos son iguales. Como en cualquier trabajo, le pago de acuerdo con la prestación. Igual, hay que entender lo que hemos discutido en las últimas reuniones de AFA. Aún pienso que algunos dirigentes siguen sin entender. Hablan de cláusula de rescisión. Y la cláusula está cuestionada hasta en Europa, porque muchas veces no tiene relación con el sueldo del jugador. Los directivos no le pueden pagar un viático o un sueldo de 1300 pesos y después ponerle una cláusula de 15 millones de euros. Es inadmisible.
–Pero esa es la única protección que tienen los clubes...
–Sí, pero si un jugador no quiere jugar más en un club, ¿cómo hace para pagar dos mil veces más el sueldo que gana para tener la libertad de acción? Eso es lo que tienen que entender los dirigentes, para mantener un equilibrio entre las pretensiones de los clubes y los jugadores. Si no termina siendo un sistema de esclavitud moderno.
–Se dijo que los representantes eran un problema. ¿Está de acuerdo?
–Hay buenos, regulares y malos, pero es una actividad lícita. Ahora modificamos el formato de los contratos y la firma del representante va a estar estampada, por lo que se va a individualizar a cada uno. Igual, no hay que demonizar a nadie. Como en toda actividad, hay quienes no hacen bien las cosas. Pero no son todos.
Entrevista: Nicolás Sagaian.
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