Gimnasia se dio un baño de realidad en La Paternal. No hizo un buen partido y apenas pudo conseguir un empate ante Argentinos en un encuentro donde sufrió demasiado y no estuvo a la altura de las expectativas. Tampoco el conjunto de Claudio Vivas, pero quedó con una mejor imagen luego de un segundo tiempo en el cual mostró un buen desempeño y dejó la sensación de que pudo haberse quedado con los tres puntos.

Prometía mucho el duelo entre Gimnasia y Argentinos, por el dulce presente que atraviesa uno y por la esencia de juego que tiene históricamente el otro. Pero no fueron necesarios ni siquiera 20 minutos para darse cuenta que esas especulaciones debían quedar de lado. Porque se dio un desarrollo trabado, con presión constante de ambos equipos en el mediocampo y así los arcos les quedaron lejos.

Tan olvidados quedaron Sessa y Torrico que la primera llegada clara la tuvo el conjunto platense a los 22 minutos con una media vuelta de Cuevas, que se sacó de encima a dos defensores, pero definió a los pies del arquero. A partir de ahí el partido pareció tener otra dinámica, con un ida y vuelta que tuvo a Piatti como jugador más amenazante de un lado y a Hauche como el más peligroso de la otra vereda.

Pero en ese panorama, el cual parecía dejar mejor parado a Gimnasia, el equipo de Madelón demostró que le cuesta demasiado variar una de sus estrategias principales: los pelotazos a Sosa para que el grandote la baje a alguno de los dos costados. Y se perdió en eso, sin aprovechar el juego por las bandas, con la velocidad de Piatti o la insistencia de Villar.

Argentinos, mientras tanto, apostaba a manejar la pelota con criterio. Mercier y Ortigoza eran los dueños del medio, aunque a la hora de manejar la pelota dieron muchas vueltas, al igual que todos sus compañeros. Así Argentinos fue pura intrascendencia. Y con ello el desarrollo cayó en un pozo, en el que ni uno ni el otro se animaba a ganar.

Quizás el compromiso de quedar otra vez en lo más alto de la tabla, y de conseguir su cuarta victoria consecutiva (algo que no logra desde el 2005), fue demasiado para Gimnasia. Y se puede decir esto porque en el segundo tiempo no tuvo reacción y Argentinos se lo llevó por delante, creando una y otra vez situaciones en el arco de Sessa.

No obstante, el gol de los locales llegaría por una pifia inexplicable de Maldonado, que quiso rechazar un centro que vino de la derecha y la terminó metiendo de emboquillada sobre el cuerpo de Sessa. Pero al minuto, otra vez de forma inmerecida, y sin quererlo, Gimnasia llegaría a la igualdad. Porque Scotti le erró a un despeje, se la dejó servida a Romero y el mediocampista no perdonó. Y puso la igualdad que el conjunto platense aguantó hasta el último minuto, con el corazón en la boca, sabiendo que la punta ya estaba perdida. Fue un baño de realidad.