Vie 24.04.2009

DEPORTES  › SE LARGO UNA NUEVA EDICION DEL RALLY DE LA ARGENTINA

Estos autos sí que valen por veinte

Preparados para acelerar a fondo, los World Rally Car, los coches del Mundial, cuestan medio millón de euros, 20 veces más que los modelos originales. Puede ser la última vez que compitan en los caminos cordobeses. Sebastián Loeb arrancó ganando en el Estadio.

› Por Pablo Vignone

Desde Villa Carlos Paz

La edición 2009 del Rally de la Argentina, que se puso en marcha anoche en el estadio Córdoba (ver aparte), será la última ocasión para ver en escena a estos Fórmula 1 con techo llamados World Rally Cars (WRC), la clase máxima del campeonato mundial, verdaderas gemas mecánicas a las que la competencia por la perfección ha tornado prohibitivas. Transformar un auto de serie en un pura sangre de carrera, como permite el reglamento, implica multiplicar por 20 el costo de la máquina, y en tiempos de crisis, que han puesto de rodillas a la especialidad, esa espiral de gastos no durará. Un auto como el C4 que maneja el quíntuple campeón Sebastián Loeb o el Focus del cordobés Federico Villagra, la esperanza nacional en esta prueba, cuesta medio millón de euros, más de dos millones de pesos.

En las calles de Buenos Aires o de aquí mismo, en Córdoba, la gente común usa esos modelos para su vida cotidiana. Pero nunca podría afrontar el costo de comprarse una unidad similar pero de carrera. El asunto es que ni siquiera los pilotos de rally o los equipos particulares pueden, y por eso estos WRC les dejarán paso a unos coches más mansos en el 2011. Como aparentemente la Argentina no tendrá rally por el Mundial en el 2010, por una decisión política de la FIA, esta que arranca hoy puede ser la última demostración de estas bestias en los polvorientos caminos cordobeses.

Algunas cifras: un motor de 4 cilindros, dos litros de cilindrada y turbocompresor, con más de 315 HP bajo el capot, cuesta 80 mil euros (algo así como 360 mil pesos o el valor de diez Fiat Uno) y se alimenta con nafta de 23 pesos el litro; sólo el sistema de escapes, que en Europa cuesta para estos autos alrededor de 2200 euros, valen 9000 euros (unos 40 mil pesos). “Las piezas no son producidas en masa sino de modo artesanal”, señalan en los equipos. La transmisión completa 4x4 de estos autos, incluidos los tres diferenciales, cuesta tanto como el motor.

Un simple embrague vale 220 euros, algo así como mil pesos. Pero estos WRC usan unos potentes dispositivos diseñados para resistir los más de 300 burros en las largadas de los especiales (y habrá 23 en todo el Rally) que cuestan 4500 euros.

Subaru, que renunció al Mundial a fines de 2008 a causa de la crisis, calculó que preparar sus modelos Impreza, que costaban de lista 26 mil libras esterlinas en Inglaterra, implicaba multiplicar por veinte su valor. Todo está potenciado por ese factor: hasta un juego de frenos delanteros, que para el auto estándar significa un costo de 228 euros, tiene un valor fenomenal, 2500 euros (unos 11.500 pesos). El piloto número 1 de Subaru, el noruego Petter Solberg, se quedó repentinamente sin trabajo y tuvo que comprarse un Citroën Xsara modelo 2005 para poder seguir corriendo.

La competencia incrementa los costos. Si una pieza de la suspensión se daña, todo el conjunto se cambia íntegro. ¿Cuánto vale cada uno? 25 mil euros, con brazos, resortes y amortiguadores. ¿Y la estándar? Por 450 euros se consigue. Cada piloto puede usar 36 cubiertas a lo largo de toda la competencia: cada una vale 240 euros; el calzado del auto vale más de 4 mil pesos.

Los coches cuestan tanto que las escuderías prolongan su uso todo lo que pueden: el equipo Ford construyó 10 Focus WRC, incluida la unidad a la que Jari-Matti Latvala hizo volcar 21 veces al caer 150 metros por un barranco en Portugal, el rally anterior; pese a los golpes, el equipo la recuperó completa. “Sólo se descartó un tensor que estaba doblado. El resto se reparó”, cuenta Glenn Patterson, del equipo Ford. “Mientras venía dando vueltas, veía que el techo se iba aplastando más y más y pensé ‘quizá no logre sobrevivir’”, le cuenta Latvala a Página/12. Lo hizo, y ayer largó.

Venir a correr a la Argentina significa también un costo superior. El equipo inglés, que trajo cinco autos, mandó siete contenedores con material y repuestos (cada uno pesa 20 toneladas), más otras ocho toneladas de equipamiento por avión, y los cinco autos también por vía aérea. En total, 158 toneladas. Además trajo 80 personas, de los cuales 50 son mecánicos, incluidos los chefs del equipo que sirven entre 350 y 400 comidas por día.

Los pilotos recorrerán hoy cerca de 500 kilómetros en el valle de Punilla, con 140 kilómetros de velocidad pura divididos en ocho pruebas especiales. “La bajada de San Marcos se puede poner difícil por el polvo en suspensión”, alertó Villagra, que cataloga a este rally como “durísimo”. Justo ahora, con lo que cuestan estos autos.

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