Pasaron dos fechas y ya casi nadie habla más del asunto. Pasaron dos fechas en que la Asociación del Fútbol Argentino decidió prohibir el ingreso de chicos de la mano o en brazos de jugadores antes de los comienzos de los partidos, limitar la cantidad de integrantes de bancos de suplentes y cuerpos técnicos y de técnicos y personal de televisión, e impedir la ubicación de periodistas o similares en los límites del terreno de juego. Pareció una de las pocas medidas felices tomadas por la AFA en mucho tiempo.

El motivo por el cual no pueden estar allí quienes hacen la cobertura mediática en las cercanías de jugadores suplentes, directores técnicos, preparadores físico, médicos, masajistas y demás auxiliares es la reiterada tendencia a consultar a quienes por allí merodean respecto de tal o cual jugada, lo que motiva muchas veces reacciones airadas contra árbitros, jueces de línea e inclusive futbolistas.

Afortunadamente, el televidente que no tomaba la precaución de apagar el sonido, y por lo tanto debía soportar las habituales obviedades o genuflexiones de los portadores de micrófonos y auriculares, ahora sólo tiene que oír a relatores y comentaristas, lo que de todas maneras, no siempre garantiza salubridad futbolera.