DEPORTES
“El deporte mundial está perdiendo hoy la batalla contra el doping”
Comenzó ayer, en la capital danesa, la tercera edición de “Play the Game”, la conferencia internacional sobre deporte en un mundo globalizado. El tema del doping monopolizó las primeras intervenciones.
› Por Pablo Vignone
La tercera edición de “Play the Game”, la conferencia internacional sobre deporte en un mundo globalizado, comenzó ayer en esta ciudad con un dramático anuncio: “El deporte mundial está perdiendo la batalla contra el doping”, denunció el especialista británico Barrie Houlihan, de la Universidad de Loughborough. El ministro danés de Cultura, Brian Mikkelsen, que también es miembro de la Asociación Mundial Anti-Doping (WADA), señaló al respecto en su discurso de apertura de la conferencia: “El doping es un indicador de la crisis de los valores humanos y de la ética. Tenemos que regresar al deporte a sus ideales básicos”. Para Houlihan, la posibilidad de perder la pelea contra el doping está latente. “Si el público en general, la audiencia, no tiene en cuenta si un deporte está libre o no de drogas para decidir si el deporte en bueno, entonces la batalla está perdida”, señaló.
La WADA es una creación reciente de la Comité Olímpico Internacional (COI). Nacida en Lausanne en marzo de 1999, luego del escandaloso Tour de Francia de 1998, que desnudó la ineficacia de los controles de la Unión de Ciclismo Internacional, arrancó sus actividades con una energía que se fue diluyendo, también como consecuencia de la falta de vocación de algunos países en apoyar la lucha contra el doping.
“Para 2002, el presupuesto de la WADA era de 17 millones de dólares -explicó Houlihan–. La mitad la aportaba el movimiento olímpico y la otra mitad, los gobiernos. Pagaron lo que debían países como Japón, Francia, Holanda, Alemania, España, Australia... Es cierto, ningún país de América del Sur pagó nada en absoluto, pero tampoco lo hicieron los Estados Unidos, y ellos no pueden alegar un problema presupuestario.”
–¿Qué política siguió la WADA para obligar a los países a pagar? –se le preguntó.
–Ninguno, sólo la publicación mensual de la lista de los países que pagaron. Fue sólo así, cuando se vieron entre los morosos, que Alemania y España cancelaron su deuda en octubre. La oposición de Estados Unidos a la lucha antidoping es manifiesta. Luego de los Juegos Olímpicos de Sydney, Richard Pound, miembro del COI y de la WADA, declaró: “EE.UU. no debió haber sido autorizado en las competencias de atletismo de los últimos Juegos porque la Federación norteamericana de ese deporte ocultó numerosos casos positivos de atletas que luego fueron medallistas en las competencias”. La resistencia económica que genera el antidoping en federaciones y gobiernos fue señalada por Houlihan como parte del fenómeno. “Un control antidoping cuesta 200 euros (unos 700 pesos), pero la asistencia legal incrementó sus costos y también la necesidad de entrenar a los científicos para realizar controles cada vez más exitosos. Las federaciones no quieren gastar y los gobiernos se están sumando a esa tendencia.” El especialista ve un creciente desinterés de los políticos: “No creo que la administración Bush esté tan comprometida como la de Clinton en este tema”, señaló.
La actitud cambiante del COI, impulsando la WADA en 1999 y retaceando el entusiasmo en la actualidad, se manifiesta en un tratamiento menos riguroso del tema. “Mientras entre los gobiernos hay consenso de que la pena debe rondar los 2 años, y la Federación Internacional de Atletismo sugirió cuatro, el Comité Olímpico manifestó una débil adhesión a los 2 años. Y la Unión Europea de Fútbol opinó que bastaba con unos pocos meses.”
Según Houlihan, el fútbol y el tenis son los deportes cuyas federaciones se resisten más a penar a sus deportistas. Y citó un ejemplo contundente del caso: “En Inglaterra hay 5 mil futbolistas profesionales, pero sólo unos 600 o 700 juegan en la Premier League. El fútbol hace unos mil controles al año, es decir, que cada futbolista profesional tiene un 20 por ciento de probabilidades de ser sometido para un control, que normalmente está destinado a encontrar alguna droga social, especialmente marihuana, antes que drogas que mejoran la performance. Pero, con estos índices, un jugador de la Premier League tiene escasas –si no nulas– probabilidades de ser sorteado para un antidoping”.
El especialista promueve la creación de un nuevo código antidoping, que rehabilite antes que punir o excluir al atleta. “El código debería ser aceptado obligatoriamente por un país si éste desea enviar a sus deportistas a los Juegos Olímpicos”, dijo. “Este es uno de los debates cruciales del deporte actual, pero los atletas no se suman a ese debate y se mantienen ajenos”, cuestionó.
Las discusiones sobre el doping serán uno de los ejes dominantes de la conferencia, tanto como los escándalos del Comité Olímpico y la corrupción en la FIFA, un tema éste que ya ha generado un sordo tráfico de presiones e influencias que se irán develando en la semana.
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