Las glorias del pasado se reencontraron ayer en el mítico Luna Park para formar parte de una escena novedosa. En el seleccionado argentino masculino de vóleibol ya no están Hugo Conte, Jon Uriarte y Waldo Kantor, sino que ahora los hijos de algunos de ellos son los que concentran la mayor atención, conducidos por otro ex compañero, Javier Weber. La nueva Selección Argentina hizo ayer su debut como local en esta edición de la Liga Mundial, y cuando parecía que la reacción del final le permitiría conseguir la victoria, el equipo perdió finalmente 3-2 ante Corea del Sur. La expectativa de la gente por ver a esta nueva generación era tan grande, que ni siquiera los peligros de la gripe A impidieron que en el estadio de Corrientes y Bouchard se presentaran alrededor de seis mil personas. Con este traspié, el seleccionado complicó su clasificación a la serie final que se jugará en Belgrado, Serbia, debido a que los coreanos también están luchando por un lugar en ese hexagonal. Ambos equipos volverán a enfrentarse hoy en el mismo escenario, desde las 18, con televisación de ESPN+ y Canal 7.

Argentina perdió en un duelo con mucha paridad con parciales de 30-32, 20-25, 25-21, 25-22 y 10-15, y ahora son seis los encuentros que el conjunto nacional juega a cinco sets, de los siete que disputó. Junto a Corea suman nueve puntos en el Grupo B, encabezado por los serbios con 13, mientras que Francia suma 11 unidades.

A pesar de las recomendaciones que dio el Gobierno de no permanecer en lugares cerrados con mucha concentración –no se vio a nadie con barbijo– de público, el conjunto argentino volvió a despertar ese magnetismo que se inició a fines de la década pasada, y sus seguidores siguieron fieles desde afuera. Por estos días, los que provocan delirio en las tribunas son Rodrigo Quiroga, Guillermo García, Facundo Conte, Gabriel Arroyo, Alejando Spajic, entre otros. Sin embargo, su esfuerzo no alcanzó para ofrecer un triunfo ante tantas muestras de apoyo.

Los errores en la recepción terminaron siendo fundamentales, y les permitieron a los coreanos aprovechar esa situación desde el inicio. Los visitantes se pusieron dos sets arriba para el asombro de todos, y el temor a no ganar ni siquiera un parcial fue enorme. Pero el ingreso de Conte y Lucas Ocampo para ocupar los lugares de Quiroga y García fue un acierto, y Argentina pudo remontar la desventaja e igualar el partido.

El quinto parcial empezó con mucha tensión, y los nervios hicieron que Argentina se encontrara 4-0 abajo. La reacción llegó para pasar adelante 5-4, pero a partir de ahí Argentina no pudo mantener la regularidad, y encima los saques errados fueron muchos. Corea utilizó al opuesto Park (la figura del encuentro), quien marcó 28 puntos, para cerrar el parcial por 15-10.

Más allá de la gran frustración que quedó impregnada en el estadio, Argentina dejó una imagen que permite ilusionar, para que al menos el final de esta noche no sea el mismo de ayer.