Dom 12.07.2009

DEPORTES  › SE CORRE HOY EL GRAND PRIX DE ALEMANIA DE FORMULA 1

Dura lucha por la vanguardia

No tanto la que sostienen los autos de F-1 en la pista como la que disputan los equipos con el presidente de la FIA, Max Mosley, cada vez más sumido en el escándalo. Ahora lo acusan de abuso de poder y conflicto de intereses, y le apareció un fuerte rival.

› Por Pablo Vignone

La pole-position del australiano Mark Webber en Nurburgring para largar adelante en el Grand Prix de Alemania es una anécdota: la verdadera historia es el escándalo rampante en torno del presidente de la FIA, Max Mosley, y su turbio manejo del Mundial 2010, con tráfico de influencias y conflicto de intereses, que empalidecen las controvertidas declaraciones del manager inglés Bernie Ecclestone saludando la concepción dictatorial por sobre la democrática y usando a Adolfo Hitler como paradigma.

En la lista de los nuevos equipos de Fórmula 1 que competirán desde el año próximo figura uno, el Manor Grand Prix, que presenta irrefutables lazos con el titular de la FIA. Además, nueva evidencia sugiere que el proceso de elección de esos tres equipos no fue todo lo transparente que se suponía.

Las tres nuevas escuadras –Campos Meta 1, USF1 y el Manor GP– utilizarán motores fabricados por Cosworth, la empresa inglesa cuyo V8 resultó ser el impulsor más exitoso de la historia del Mundial, con 154 victorias entre 1967 y 1983. Sin embargo, según denunció esta semana el Daily Telegraph, en el proceso de elección de los nuevos equipos, la FIA estableció como obligatoria la condición de comprarle motores a Cosworth para ser aceptados en la F-1. Esa fue la razón por la cual la candidatura de Prodrive, un equipo de mayor envergadura, fue rechazada: el equipo planeaba convertirse en la escuadra Aston Martin, usando motores de esa procedencia. Hoy en Nurburgring habrá 20 motores de cinco marcas distintas: Ferrari, Renault, Mercedes Benz, Toyota y BMW, todos construidos por las casas que, reunidas en la FOTA, la Asociación de Equipos, todavía agitan el fantasma de una Fórmula 1 paralela para combatir la entronización de Mosley.

“Nos dijeron que si queríamos incorporarnos a la F-1 teníamos que usar motores Cosworth”, cita el Telegraph a un frustrado dueño de equipo que no logró ser incluido en la lista. La FIA no negó esa condición, que nunca había hecho pública hasta ahora: “Sin eso, toda la categoría habría quedado expuesta a la voluntad de los fabricantes y ningún nuevo equipo podría haberse incorporado si ellos no los abastecían de motores”, dijo un portavoz para justificar la particular medida.

No deja de ser llamativo que, para ser incluidos en la lista de participantes del Mundial 2010, los nuevos equipos estuvieran obligados a cerrar trato con la Cosworth, abonando como seña una cifra superior a los dos millones de dólares. El fabricante inglés de motores había dejado la F-1 en 2006 y al año siguiente registró pérdidas por casi tres millones de dólares...

Este escándalo se suma al develado en la semana por el accionar de Alan Donnelly, el operador político de Mosley y su representante en los Grands Prix de F-1, en los que actúa como titular del cuerpo de comisarios deportivos. Donnelly actuó abiertamente a favor de Manor GP semanas antes de que la FIA diera a conocer la lista en la que incluía al equipo entre los participantes del Mundial 2010.

La empresa de Donnelly, Sovereign Strategy, es responsable de la prensa y las relaciones públicas de Manor GP, y la tarea estará a cargo de Jane Nottage, una periodista que trabajó en la revista Fórmula 1, propiedad de Bernie Ecclestone hasta que éste la cerró, en 2004. Correos electrónicos filtrados prueban que Donnelly negoció la venta del paquete accionario de Manor GP a distintos posibles patrocinantes: el poderoso Grupo Virgin, que hoy auspicia a los Brawn, dejará a la escuadra dominadora del 2009 porque habría adquirido el 20 por ciento del nuevo equipo.

Los ocho equipos agrupados en la FOTA, incluido Brawn, se quejaron del accionar de Donnelly en una carta dirigida al Senado de la FIA. Obviaron protestar ante Mosley, de quien esperan que cumpla su palabra de no volver a presentarse a la reelección de la FIA, en octubre.

Manor es un equipo de Fórmula 3 creado en 1990 por el inglés John Booth y en el que descollaron, en divisiones menores del automovilismo, pilotos como el campeón mundial Lewis Hamilton o Robert Kubica. Ampliado a la F-1, Manor no construirá en sus talleres los autos equipados con motor Cosworth. Esa será tarea de Wirth Research, una compañía de producción tecnológica propiedad del ingeniero Nick Wirth, cuyo vínculo con la F-1 es ya legendario.

Entre 1994 y 1995, Wirth fue propietario del equipo Simtek, que terminó en bancarrota. El equipo era la continuidad de Simtek Research, una compañía que había fundado en 1989 en sociedad nada menos que con Max Mosley, dos años antes de que éste ganara la presidencia de la FIA. Una vez logrado el cargo, Mosley contrató a la empresa para trabajos de consultoría en la FIA. Lo curioso es que entre octubre de 1991 y diciembre de 1992, Mosley fue a la vez titular de la FIA y director de Simtek Research.

Así como la actuación de Donnelly no representa para Mosley un conflicto de intereses ni una situación de abuso de poder, tampoco lo representó aquella ocasión. ¿Cómo podría? En 1993, la FIA contrató, también como consultora, a la firma Tamastar Ltd, afincada en Oxford. La única integrante del directorio de Tamastar era Jean Mosley, la mujer de Max. Después de la quiebra de Simtek, Wirth fue director técnico de la Benetton (ahora Renault), antes de fundar Wirth Research, que hasta hace unos años seguía contratada por la FIA como consultora técnica.

Entre los asistentes al Grand Prix de Alemania está hoy el finlandés Ari Vatanen, ex campeón mundial de rally, ex ganador del Dakar y durante largo tiempo miembro del Parlamento Europeo. Consumado político después de una carrera exitosa al volante, Vatanen hizo pública en Alemania su intención de postularse al cargo de presidente de la FIA. Ya sumó algunos apoyos: su navegante en la conquista del título mundial de rally en 1981 era David Richards, el actual propietario de Prodrive, el equipo que fue marginado del Mundial 2010 por no usar motores Cosworth. Richards fue, sucesivamente, jefe de equipo en Benetton y en la escuadra BAR (luego Honda, ahora Brawn) en Fórmula 1, y conoce íntimamente a todos los otros jefes de escuadra que hoy lideran la FOTA. Vatanen estuvo reunido ayer con Frank Williams y tiene el apoyo de la poderosa AAA, la Asociación Automovilística Americana, que en 2008 pidió a Mosley que renunciara a su cargo cuando se revelaron sus gustos sexuales sadomasoquistas.

Ecclestone se disculpó ante la comunidad judía argumentando que lo que admiraba de Hitler fue la manera en la que levantó económicamente a Alemania en los ’30. A los 78 años, la Fórmula 1 cree que su ciclo está cumplido, y que el de Mosley también lo está. Pero mientras ambos se rehúsen a dar ese paso al costado, el automovilismo seguirá siendo más sacudido por la dimensión de los escándalos que por la emoción de los Grands Prix.

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