La rusa Yelena Isinbayeva, dueña de 26 records mundiales de salto con garrocha, no pudo revalidar su título mundial de la especialidad en el Mundial de Berlín y, tras hacer tres saltos nulos en una competición pésima, sufrió su primera gran derrota desde que fue tercera en París 2003. Su vencedora fue la polaca Anna Rogowska, que se quedó con la medalla dorada con una marca de 4,75 metros.

“Ocurrió porque tenía que ocurrir.” La explicación de Isinbayeva a lo sucedido en el estadio Olímpico de Berlín resultó muy simple. La rusa no encontró las palabras para marcar las razones de su debacle. “No tengo una explicación válida para lo ocurrido. Todo iba perfecto, estaba tranquila y confiada y superé los 4,70 metros durante el calentamiento. Estaba acostada en la pista y concentrada, imaginaba mi victoria y buenos saltos, no la derrota”, comentó la múltiple campeona, que protagonizó la primera gran sorpresa de la competición.

Todo apuntaba a que Isinbayeva sumaría una nueva corona, puesto que ninguna de sus rivales representaba una amenaza concreta y siempre les ganaba con una autoridad incontestable. Su participación empezó, como acostumbra, en 4,75 metros, pero una mala llegada a la tabla motivó que ni siquiera terminara de armar el salto. Como Rogowska consiguió la marca en su primer intento, la rusa prefirió seguir saltando en 4,80 metros, altura en la que cometió su segundo fallo. Ante esa situación, se lo jugaba todo al tercer salto. Pero como le ocurrió a su gran referencia, el zar ucraniano Sergei Bubka, en Barcelona ’92, donde sucumbió también después de hacer tres nulos, Isinbayeva cometió el mismo error y volvió a derribar el listón, para retirarse por primera vez en mucho tiempo como perdedora en un gran torneo. “Algo como esto me ocurrió hace nueve años, pero no lo esperaba”, comentó la atleta nacida en Volgogrado.

Isinbayeva aseguró que esta competición era importante para ella, pero que esta inesperada derrota le dará “coraje para ser grande en Londres”, ya que espera recuperarse de esta decepción. Además, la rusa remarcó que nada hubiera cambiado si hubiese empezado a competir con una altura menor. “Saltar 4,65 no habría significado nada”, garantizó.

Desde 2003 en el estadio de Saint Dennis, cuando finalizó tercera, Isinbayeva había ganado todas las grandes competiciones, tanto Juegos Olímpicos, mundiales como europeos. Comenzó su gloriosa cosecha de títulos en los Juegos de Atenas ’04. El título olímpico lo revalidó en Beijing ’08, y enlazó dos mundiales, los de Helsinki ’05 y Osaka’07, y los Europeos de Gotemburgo ’06. Claro que hace sólo un mes Isinbayeva sufrió en Londres una sorpresiva derrota, con 4,68 metros, también frente a Rogowska, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos 2004.

La inesperada ganadora logró el título con una marca de 4,75 metros, y a los 28 años consiguió el mayor momento de gloria de su carrera. En el podio la acompañaron su compatriota Monika Pyrek y la estadounidense Chelsea Johnson, ambas con 4,65. “Todavía no lo creo, igual mañana lo asimilo. Quizás esperaba la plata, pero el oro es una gran sorpresa para mí”, afirmó Rogowska.