Mar 08.09.2009

DEPORTES  › LA SACARON DE NUEVA YORK EN BICICLETA

La sacaron de Nueva York en bicicleta

El 6-0, 6-0 (la “bicicleta”, como le dicen en tenis) que le propinó la ucraniana Kateryna Bondarenko fue la peor derrota de su campaña. “Fue un día negro, nunca entré en el partido”, admitió la tenista de Tigre, que igualmente se fue conforme del torneo.

El sueño de Gisela Dulko de ingresar por primera vez en su carrera en cuartos de final de un torneo de Gran Slam se convirtió en una pesadilla de 47 minutos, con la ucraniana Kateryna Bondarenko eliminándola ayer del Abierto de Estados Unidos. Dulko, de 24 años y 40ª del ranking WTA, cayó en octavos de final en dos parciales corridos de 6-0 ante la menor de las hermanas Bondarenko, que por primera vez se cuela en cuartos de final de un US Open. Hoy es el turno del último argentino que queda en el torneo, el tandilense Juan Martín Del Potro, quien desde las 14 se medirá con el español Juan Carlos Ferrero, ex número uno del mundo, en el estadio Louis Armstrong del complejo Flushing Meadows de Nueva York, por el pase a cuartos de final. Roger Federer venció ayer al español Tommy Robredo 7-5, 6-2, 6-2 y hoy Rafael Nadal se mide contra el francés Gael Monfils.

La rubia de Tigre, veterana en las canchas de cemento neoyorquinas, donde hacía su sexta aparición en el cuadro principal, no pudo hacer nada ante una rival que la superó en toda la línea, con un juego arrollador y firme saque. “Pasó que fue un día negro –reconoció Dulko–. Nunca entré en el partido. No eran los nervios, pero no sé qué me pasaba.”

Dulko cometió cinco dobles faltas, permitió seis quiebres, sólo pudo meter cinco tiros ganadores y cometió veinte errores no forzados, contra sólo seis de su rival. La menor de las Bondarenko entró a la cancha dispuesta a vengar la derrota de su hermana mayor Alona ante Dulko en segunda ronda 6-4, 6-0. “Miré ese partido atentamente, junto a mi papá (el padre es su entrenador). Lo que sacamos de allí es secreto de familia”, dijo sonriente la rubia de Ucrania.

Advertida de los errores de su hermana, Kateryna Bondarenko entró como una tromba para imponer su ley desde el primer raquetazo. Un ace que Dulko no vio pasar, el primero de sus cinco del partido, y en menos de seis minutos ya había conseguido el primer quiebre para ponerse delante 2-0.

La ucraniana defendió bien su servicio en siete reñidos puntos para adelantarse 3-0. Dulko misma se puso la soga al cuello en el siguiente tramo, cuando perdió su servicio tras una doble falta, para el 4-0.

A la argentina le pesaba la raqueta o la magnitud del partido. Por primera vez, si ganaba, una latinoamericana iba a entrar en cuartos de final de un US Open, desde que la legendaria Gabriela Sabatini se impuso en Flushing Meadows en 1990.

“Pasó que fue un día negro –dijo Dulko–. Nunca entré en el partido. Tampoco ella hizo gran cosa, pero fue sólida en los momentos en que tenía que serlo. No sé si fueron los nervios, porque en realidad no me sentía tan nerviosa, pero algo me bloqueó. A medida que pasaba el partido no podía soltarme, no encontraba mi tenis. Prefiero quedarme con mi mejor momento en este torneo, el partido que gané en tercera ronda.”

Transcurridos los primeros 18 minutos de juego, la chica de Kharkov –segunda ciudad más importante de Ucrania y cuna del tenis de ese país– ya marchaba 5-0, a toda potencia, contra una Dulko que aún no se había quitado las sábanas de encima. “A esas alturas lo único que quería era ganar un game, pero nada me salía bien”, indicó Dulko.

Cuatro minutos después, la Bondarenko escribía la primera página con un contundente 6-0. Había colocado 19 de sus 24 primeros saques, quebrado tres veces y ganado 27 de los 40 puntos disputados.

La ucraniana no tuvo problemas para adjudicarse los cuatro puntos siguientes en un pestañazo y quebrar a continuación, para ponerse delante 2-0 en el segundo set. Aquello se había convertido en un verdadero Hopak, la danza más popular de Ucrania, que comienza líricamente y termina a una velocidad vertiginosa. Y así fue el resto del partido.

La Dulko estaba voleando muy alto y sus tiros se le iban de largo. Cuando quiso bajar la mira, comenzó a estrellar bolas contra la red. Definitivamente no era su día.

La mayor de las Bondarenko se llevó en sucesión los siguientes tres juegos para poner el asunto al borde de la liquidación con un 5-0. Bancarrota total en el bando argentino. Dulko apenas era una sombra de sí misma y a esas alturas lo que deseaba era poner fin a la humillación.

“Nunca me habían ganado con doble 6-0, pero así es el tenis, algún día tenía que pasar”, apuntó la argentina. “Nunca había jugado en cancha central, pero eso no influyó. Lo he hecho antes en Roland Garros y Wimbledon y no pasa nada –afirmó–. Que recuerde, nunca había perdido 6-0, 6-0 en mi carrera, al menos en Grand Slam. Estaba tan frustrada que tiré la raqueta a la cancha, algo que casi nunca hago –acotó–. El resultado es una consecuencia de lo que pasó en el juego.”

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