DEPORTES › EL TANDILENSE CONQUISTó EL US OPEN, EL CUARTO GRAND SLAM DE LA TEMPORADA, EN UNA ACTUACIóN HISTóRICA
Se impuso en cinco sets al suizo Roger Federer, el mejor tenista del mundo, que había ganado las últimas cinco ediciones del certamen. Así emuló a Guillermo Vilas, que había ganado el título en 1977.
› Por Ariel Greco
Gigante. Inmenso. Espectacular. Conmovedor. Cuando el revés forzado de Roger Federer, número uno del mundo, cinco veces consecutivas campeón de este certamen y ganador de quince finales de Grand Slam, se fue por el fondo tras 246 minutos de lucha, los casi dos metros de Juan Martín Del Potro se desplomaron sobre el cemento del Arthur Ashe. El sueño de chico, del que comenzó a forjarse cuando Marcelo Gómez le enseñaba los primeros golpes en las canchas de Independiente de Tandil, se transformó en una brillante realidad. Delpo, el Enano, la Torre de Tandil, logró superar en una épica final 3-6, 7-6 (7-5), 4-6, 7-6 (7-4), 6-2 al mejor tenista del planeta para coronarse como campeón del US Open, el torneo que siempre dijo que quería ganar, un día después de haberle dado una paliza al español Rafael Nadal en la semifinal. Para emular a Guillermo Vilas, que obtuvo este campeonato en 1977. Para meterse de lleno en la rica historia del tenis argentino. Para emocionar a un país, que desde la tarde pareció pendiente de sus saques, devoluciones y voleas. Para que el centro de Tandil se llenara de gente y bocinazos para celebrar el éxito de su niño mimado. Para que el mundo hable de la hazaña de este pibe que dentro de nueve días cumplirá 21 años.
Los primeros puntos no presagiaban semejante cierre cuatro horas más tarde. Federer salió decidido a mostrarle a Del Potro sus pergaminos. Con una actitud ofensiva llamativa, enfocado en cada punto y metido en su estrategia de tomar la iniciativa ante cualquier oportunidad propicia, el suizo pareció tirarle la chapa de los cinco títulos en el US Open y los 15 de Grand Slam, ante la primera experiencia en esta instancia del argentino. Por eso, lastimando con su revés, parado dentro de la cancha y atacando siempre sobre el segundo servicio del tandilense, Federer buscó el quiebre desde el primer juego. Y pese a que Del Potro levantó cuatro oportunidades, el suizo aprovechó la quinta para empezar a encaminar ese primer set.
El furioso arranque del europeo más los nervios que mostraba el argentino se conjugaron para que ese parcial se fuera para el número uno del mundo. Del Potro lucía errático, confundido por el juego del adversario y con pocas respuestas. Apenas la serenidad para superar posibilidades de quiebre lo mantuvieron con cierta chance, algo que finalmente no se terminó de concretar. Y parecía que la tónica seguía en el segundo set, cuando el suizo quebró en el primer juego y luego se mantuvo con esa ventaja, pese a que Del Potro contó con tres ocasiones de recuperar la diferencia en el cuarto game. A esa altura, daba la sensación de que se encaminaba directo a su séptimo derrota seguida en los enfrentamientos personales.
Pero más allá del marcador favorable, el que ya no lucía tan sólido era el número uno del mundo. Con un pésimo porcentaje de primeros saques y cometiendo muchas doble faltas por forzar el segundo para no perder la iniciativa, Federer empezó a sumar errores y no aprovechar que Del Potro seguía confundido, sin poder imponer su juego. Ni siquiera daba la sensación de ser una final tan importante. Hasta que sucedió un punto que marcó un click en el partido. Con Federer sacando 30-30 para llevarse el segundo set, el tandilense metió un passing paralelo de derecha que rozó la línea, pero que motivó que recién se lo adjudicaran tras el pedido del ojo del halcón. Y en el punto siguiente, cuando el suizo volvió a irse a la red, el nuevo campeón repitió la dosis para igualar el parcial.
A partir de allí, la historia cambió. Del Potro comenzó a mostrarse agresivo, a sacar sus latigazos marca registrada desde ambos lados y a tomar la iniciativa en cada punto. En definitiva, a soltarse. Entonces forzó el tie break y se lo llevó con el saque como principal arma. Por más que el trámite seguía parejo, el juego ya había cambiado de manos.
Cuando Del Potro quebró en el séptimo game y se colocó 4-3, por primera vez se vio arriba en el marcador tras casi dos horas de partido. Pero Federer recuperó el quiebre de inmediato, para luego colocarse 5-4. Y allí apareció el segundo gran golpe de escena de la final: sacando 30-30, Del Potro cometió dos doble faltas seguidas para entregar el parcial. Pero lo que no entregó fue su actitud. Ya estaba convencido de que podía. Ahí sí lucía confiado en su tenis. Por eso soportó tres oportunidades de quiebre y pudo lograr el rompimiento en el quinto game. Claro que enfrente estaba Federer, que devolvió gentilezas en el octavo y luego se colocó 5-4 para poner de nuevo presión, como en set anterior. Sin embargo, pese a estar a dos puntos de perder (sacó 15-30), esta vez Del Potro supo mantener la calma, resolvió la situación y generó el segundo tie break del partido.
Allí empezó a definirse el partido. Federer arrancó el desempate con una doble falta, que significó clave para la posterior resolución del juego. Es que luego Del Potro dominó cada punto con su servicio –de alto porcentaje en ese momento– y su derecha invertida para volver a emparejar el juego. Tres horas y media después del comienzo, otra vez estaban igualados.
Pero no. El marcador estaba empatado, pero el momento anímico, tenístico y hasta físico determinaban una clara ventaja para el argentino. Un rápido quiebre para colocarse 2-0 y un break point superado en el game siguiente empezaron a marcar esa diferencia en el resultado. Y como la reacción de Federer no llegaba, Del Potro no pasó sobresaltos para colocarse 5-2, sobre el saque del suizo. No pudo ser en los dos primeros match points. Pero en el tercero que forzó, presionó desde la devolución y pudo festejar cuando el revés del suizo se fue largo. Entonces, se desplomó en el Arthur Ashe, se quedó tirado unos segundos y luego se acercó para saludar a su vencido, que le dio un abrazo y le dijo unas palabras al oído.
Así se convirtió en el segundo jugador, después de Rafael Nadal, en ganarle una final de Grand Slam al número uno del mundo. Además, rompió esa racha del suizo, que se cargó sin problemas y en tres sets a los diferentes debutantes en este tipo de partido que se le presentaron en su momento: el chipriota Marcos Baghdatis, el chileno Fernando González, el serbio Novak Djokovic, el escocés Andy Murray o el sueco Robin Soderling. Y así se sacó de encima el estigma Federer en el séptimo partido, en el torneo que siempre quiso, en el que siempre soñó.
Ronda | Rival(País) | Resultado |
1ª ronda | Juan Mónaco (Argentina) | 6-3, 6-3, 6-1 |
2ª ronda | Jurgen Melzer (Austria) | 7-6 (8/6), 6-3, 6-3 |
3ª ronda | Daniel Köllerer (Austria) | 6-1, 3-6, 6-3, 6-3 |
Octavos | Juan Carlos Ferrero (España) | 6-3, 6-3, 6-3 |
Cuartos | Marin Cilic (Croacia) | 4-6, 6-3, 6-2, 6-1 |
Semifinal | Rafael Nadal (España) | 6-2, 6-2, 6-2 |
Final | Roger Federer (Suiza) | 3-6, 7-6 (7/5), 4-6, 7-6 (7/4), 6-2 |
Las radiografía de la final | Federer | Del Potro |
Aces | 13 | 8 |
Primer servicio (porcentaje) | 91/192:47% | 111/177:63% |
Dobles faltas | 11 | 6 |
Puntos ganados en primer saque | 65/91:71% | 33/66:50% |
Winners (incluido servicios) | 56 | 57 |
Errores no forzados | 62 | 60 |
Puntos ganados al recibir | 63/177:36% | 77/192:40% |
Break-points | 5/22:23% | 5/15:33% |
Total de puntos ganados | 172 | 180 |
Subidas a la red | 31/47:66% | 23/34:68% |
Duración del partido: 4 horas y 6 minutos
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