La aventura que emprendieron los dirigentes de Racing de contratar al ex capitán de la Selección de Alemania Lothar Matthäus como entrenador del equipo duró menos que un suspiro. Quizá lo suficiente como para que en los días previos a la reinauguración del remodelado estadio de Independiente se hablara más de la sorprendente jugada racinguista y hasta de Kristina Liliana, la hermosísima novia del ex futbolista alemán a la que muchos imaginaron bailando por un sueño, gastando pasarelas y ocupando un lugar de privilegio en los programas chimenteros. Pero todo quedó ahí. El resultado de semejante empresa fue tragicómico: a menos de tres horas de emprender su viaje a Buenos Aires, Matthäus anunció que se bajaba y la dirigencia, despechada, no perdió ni un segundo para salir a cuestionar la falta de profesionalismo del DT. “Es una vergüenza”, reconocieron los responsables de las negociaciones.

Es probable que Matthäus haya visto, vía Internet tal como había prometido, la derrota de Racing frente a Newell’s y con eso lo suficiente como para arrepentirse y enviar el mensaje de texto en el que le anunció a su representante, Sascha Empacher, su decisión. O que acaso haya tomado conciencia de aquello que los dirigentes racinguistas miraron con ojo benévolo: la dificultad de tomar a un equipo muy comprometido con el descenso y, para colmo, último en la tabla del presente torneo, y su desconocimiento absoluto de los pormenores del fútbol argentino.

Sin embargo, la excusa de Matthäus fue otra: “La falta de una garantía bancaria que respaldase el contrato”, según afirmó en su página web. “No hubiera sido razonable firmar en estas circunstancias y más teniendo en cuenta las dificultades financieras del club en el pasado”,escribió Matthäus.

Por su parte, los directivos de Racing, que ya a primera hora se enteraron de boca de los negociadores de la nueva mala, rompieron lanzas y cargaron contra la debilidad de la palabra del entrenador alemán. “Racing hizo todos los esfuerzos, fue serio, honesto y actuó rápido. Pero Matthäus canceló el viaje tres horas antes del vuelo y para nosotros es incomprensible e inaceptable. El es un gran entrenador, pero obviamente no es profesional”, disparó Rodolfo Molina, presidente de Racing.

“Tal vez no hay mal que por bien no venga”, apuntó, por su parte, el vicepresidente del club Pablo Podestá, quien confió que desde el martes “se olía una complicación”, porque Matthäus les exigía algunas “garantías”. Pero, según Podestá, fue Racing el que le bajó el pulgar al alemán. “Hemos decidido no contratarlo. No vamos a estar bajo extorsión. Hay pedidos de él que son exagerados. Son temas que exceden lo económico”, remarcó el dirigente. Justamente, Racing le envió al alemán los pasajes para que volara a Buenos Aires y luego acordar los temas que no estaban cerrados, pero el entrenador cortó toda posibilidad.

Lo cierto es que, más allá del boom mediático que generó la noticia, lo que pudiera hacer Matthäus en Racing despertaba todo tipo de intrigas. Es que sus días como entrenador de Hungría y su mínimo paso por el fútbol brasileño, al frente de Atlético Paranaense en 2006, no eran una buena señal. Ahora, terminado el sueño de contratar a un gran campeón para recomponer y contagiar el alma de un plantel muy golpeado, la dirigencia deberá buscar un reemplazante para el interino Juan Barbas, que por ahora seguirá al frente del equipo. El candidato principal es el uruguayo Sergio Markarian, a quien los directivos le ofrecerán el cargo.