DEPORTES › RIVER CONSIGUIO UN TRIUNFO COMO VISITANTE TRAS DIECISIETE PARTIDOS
Con tantos de Buonanotte y Rosales, el equipo de Núñez consiguió su segunda victoria en el Apertura y la primera fuera de casa en el torneo. Argentinos perdió la chance de alcanzar el segundo lugar en la tabla de posiciones.
“Cuesta ver un River tan defensivo, ¿no?”, se preguntó con sorna Claudio Borghi, el técnico de Argentinos, tras el partido que cerró la undécima fecha del Apertura. Es que el equipo de La Paternal venía mejor plantado y un triunfo lo habría dejado a sólo un punto de la punta, pero se llevó un chasco. “Nosotros, que queríamos ganarlo, no estuvimos finos con la pelota –admitió el técnico local–. Y River, que vino a no perder, terminó ganando.”
Esa es la realidad que en este momento, que no deja de ser delicado, aprecian los hinchas de River, pero también los dirigentes, el cuerpo técnico y los jugadores. La de anoche fue la segunda victoria de River en el campeonato, la primera como visitante en el torneo y la que rompió una racha de 17 partidos sin triunfos (¡ocho meses y medio!) fuera del Monumental. Los riverplatenses puristas harán milagros para balancear los dos datos: la actitud cautelosa de un equipo que necesita sumar puntos para empezar a creer en sí mismo después de tanto tiempo sin sonrisas y la victoria incontrastable, casi irrefutable.
Los puristas, en todo caso, recortarán del partido en el que River fue superado de a ratos por un Argentinos más capaz de asociarse con eficacia, los dos goles, los dos golazos, con los que el equipo de Astrada cimentó la satisfacción del triunfo. El primero fue una jugada inteligentísima de Diego Buonanotte, que primero cortinó la pelota para la recepción de Ortega cerca de la medialuna del área, que se cruzó por delante buscando el espacio libre y que luego, tras la cesión impecable del jujeño, definió cruzado con un zurdazo sobre el achique de Torrico.
Algo similar sucedió en el segundo tiempo, después de que Argentinos se cansara de presionar sin generar una auténtica situación de riesgo con la que empatar el partido, luego de una cesión también milimétrica de Mauro Díaz (que había ingresado antes de la media hora para reemplazar a Fabbiani, cortado debajo del ojo izquierdo con un codazo de Scotti) para Rosales, que justo un ratito antes había entrado por Ortega. El ex delantero de Newell’s la tocó apenas para desviarle la trayectoria y desairar a Torrico, quien desde el piso vio cómo la pelota entraba junto a su palo más lejano.
El tesón de Argentinos fue premiado con un descuento tardío, tras una mano clara de Almeyda en el área y un penal que Ortigoza convirtió con calidad. Dos minutos de descuento quedaron para la hazaña. No fue posible. River celebró su primera victoria como visitante desde febrero.
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