DEPORTES › BANFIELD Y SU GRAN ILUSIóN DEL TíTULO
Banfield se convirtió en la gran atracción del Apertura al alcanzar la punta del campeonato, junto a Estudiantes y Newell’s, al cabo de once jornadas con estadísticas sobresalientes, ya que además de ser el único invicto, tiene la defensa menos vencida, con cinco tantos, y al holgado goleador del certamen con diez: el uruguayo Santiago Silva.
“Para que nos comparen con Estudiantes, Vélez o Lanús, solamente nos falta un título, porque en infraestructura y organización no tenemos nada que envidiarles a ellos”, dijo el presidente del club, Carlos Portell, un par de semanas atrás. Como Vélez tiene la Villa Olímpica de Ituzaingó, Estudiantes el Country Club de City Bell y Lanús el Polideportivo lindero a la cancha, Banfield posee el campo de deportes Alfredo Palacios, en Luis Guillón, frente a la Universidad de Lomas de Zamora, con hotel propio incluido.
El predio cuenta con seis canchas de fútbol, dos piletas de natación, confitería, gimnasio, excelentes consultorios médicos, salas de rehabilitación dotadas con elementos de última generación, salón de pesas y, otro de sus mayores orgullos, la cancha de hockey sobre césped, la más moderna del país. Pero además el club posee frente a la estación de Banfield una sede social en la que el vóleibol es la actividad principal, con buen suceso en las categorías mayores de varones y damas. Ahora la institución va en busca del título para coronar de una buena vez algo que hace dos años logró el vecino Lanús, con el valor agregado de que una conquista así puede colocarlo nuevamente en la prestigiosa Copa Libertadores.
Desde aquella histórica final de 1951 perdida frente a Racing Club, que tuvo hasta connotaciones políticas, porque los medios de aquellos tiempos daban cuenta de que el presidente Juan Domingo Perón apoyaba a los de Avellaneda a través de su ministro de Trabajo, Luis Cereijo, principal dirigente “académico”, mientras Evita se inclinaba por el conjunto albiverde, que ganar un campeonato se convirtió en una quimera para el Taladro. Un apelativo, que le llegó precisamente en el certamen de ese año, cuando los mismos medios destacaban que Banfield “taladraba” a sus rivales con su fútbol ofensivo.
Un cambio reglamentario de último momento hizo que no se considerara la diferencia de gol entre dos equipos que llegaban primeros, algo por lo que Banfield aventajaba claramente a Racing, y en un desempate los albicelestes se impusieron 1-0, con un gol de Mario Boyé. Ante la injusticia consumada, las autoridades banfileñas bautizaron a la tribuna lateral visitante de su estadio “Campeones morales 1951”.
Por eso hoy, con peso en la cancha y en la AFA, donde Portell tiene el estratégico cargo de tesorero, Banfield va por más, con la mira puesta en cosas importantes, muy lejos de aquellos tiempos del fútbol de ascenso e inferiores deterioradas, algo que también supo restaurar de la mano de Silvio Marzolini. Banfield es el vigente campeón de la reserva, como prueba de que sigue forjando jugadores desde la prolífica cantera que dio en los últimos años buenos dividendos a su tesorería con ventas importantes como las de Rodrigo Palacio, Daniel Bilos, Jesús Dátolo, Gabriel Paletta, Renato Civelli, entre otros. Mañana quiere que ese título se extienda a Primera, porque su dirigencia, sus socios y todos quienes están en el fútbol están convencidos de que llegó el tiempo de merecerlo.
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