Argelia y Egipto se miden en Jartum, la capital de Sudán, en un partido de desempate clasificatorio para el Mundial 2010, en un clima de máxima tensión tras los violentos sucesos que rodearon el partido de vuelta del repechaje el sábado en El Cairo. El gol en el sexto minuto de descuento le dio a Egipto una victoria 2-0, que obligaba a un desempate en terreno neutral; el ómnibus de los futbolistas argelinos y varios de sus hinchas fueron apedreados, se hablaba incluso de argelinos muertos en El Cairo, la prensa de ambos países está enfrentada: no falta ningún ingrediente para que el de mañana sea un choque peligroso.

Las autoridades sudanesas están en alerta máxima, con 15 mil policías listos para intervenir en caso de disturbios antes, durante y después del partido. Cuarenta y ocho aviones procedentes de Argelia y 18 de Egipto iban a llegar, además de 2 mil hinchas egipcios que viajaban por carretera hasta Sudán.

El estadio de Omdurman, ciudad cercana a Jartum, a orillas del Nilo, donde se disputará el partido, dispone de 41 mil localidades, pero la capacidad se reducirá para la ocasión a 35 mil personas por evidentes motivos de seguridad.

“Jugamos al fútbol para disfrutar, no para desatar una guerra –dice Hassán Shehata, el entrenador egipcio–. Será un partido difícil. Los dos equipos tuvieron las mismas opciones de ganar y de ir al Mundial”, añadió.

“Confío en que esta generación, que ya ha ganado la Copa de Africa de Naciones en dos ocasiones en 2006 y 2008, logre superar esta última etapa para la clasificación al Mundial y cumpla el sueño de 80 millones de egipcios”, declaró el presidente de la Federación Egipcia, Samir Zaher.

Su homólogo argelino, Rabah Saâdane, explicó que “éste es otro partido. Ya hemos olvidado lo que pasó en El Cairo, nos concentraremos en una preparación de grupo en el plano psicológico”, dijo. Los “Fennecs” se preparan para lo que pueda pasar, puesto que el entrenamiento de ayer terminó con un ejercicio de lanzamientos de penal...

El defensa Madjid Bougherra fue más expresivo: “Jugaremos con las tripas, no retrocederemos ante nada para conseguir la clasificación, pero con medios limpios. En terreno neutral, les demostraremos quiénes son los hombres”.

Pase lo que pase en el encuentro, después habrá que cuidar mucho las relaciones diplomáticas entre ambos países, que se han visto afectadas por la polémica. En una entrevista, el ministro argelino de Deportes, Hachemi Djiar, afirmó: “Quiero que los argelinos nos respalden en lo que estamos haciendo para ganar el partido. Volveremos a hablar de los demás aspectos más adelante. Evitemos entrar en polémicas ahora”.

Los dos rivales no son los únicos afectados. En Marsella (Francia), tras la derrota de Argelia el sábado, hubo disturbios en el centro de la ciudad entre un grupo de jóvenes y las fuerzas del orden.