Un creyente Chile cifró sus esperanzas en ‘San Marcelo Bielsa’, que a punta de trabajo logró que la Selección de ese país se hiciera fuerte, creyera en sí misma y se clasificara impecablemente al Mundial de Sudáfrica 2010.

Fiel a su estilo, Bielsa rugió furiosamente y hasta lanzó su botella de agua contra el césped cuando algo no salió bien; caminó de un lado a otro como león enjaulado y se ahorró las celebraciones de los goles, mientras todo el banco de suplentes se abrazaba. Pero creyó en su equipo y hoy es un ídolo en Chile.

“Lo que consiguió con nosotros tiene mucho mérito. Es muy trabajador, muy exigente. Es un tipo al que le gusta ganar y va a conseguir cosas importantes con nosotros en Sudáfrica”, dijo el volante del Colo Colo Rodrigo Millar.

Chile arrastraba 12 años sin acudir a una Copa del Mundo, no tenía grandes estrellas y cargaba una mochila de indisciplina y derrotas. Pero Bielsa paró a los jugadores de igual a igual frente a equipos como Argentina o Brasil, y no tuvo miedo de atacar cuando fue visitante.

“El juego de la Selección mucho tiene que ver con el estilo que se le imprimió. Hace tiempo no se veía una selección que se parara de igual a igual de visita o en Santiago. Ganamos en países donde hace tiempo no ganábamos, eso fue clave”, reflexionó Millar.

De visitante, Chile obtuvo importantes triunfos, como el 2-0 ante Paraguay en Asunción –la primera victoria en 28 años–, o el triunfo de 3-1 ante Perú en Lima, sumado a la conquista 4-2 ante Colombia en Medellín. Además derrotó de local por 1-0 a Argentina, por primera vez en su historia.

Los resultados favorables desencadenaron la “bielsamanía”. Los más devotos pidieron que fuera proclamado santo y le prendieron velas. Fue invitado a ofrecer charlas sobre el éxito y hasta un grupo de parlamentarios propuso darle la nacionalidad por gracia, algo que luego se desestimó.

Las casas comerciales y los bancos utilizaron su imagen para publicitar sus productos y hasta la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, alabó su trabajo. “Es un excelente referente, no sólo por lo que hace, sino que es un modelo para los jóvenes. Genera trabajo en equipo, obtiene resultados con disciplina, rigor, pero además con entusiasmo”, dijo la gobernante.

Bielsa, que tomó el equipo en agosto de 2007 con un sueldo anual de 1,5 millón de dólares, se ha mantenido humilde en el triunfo y caballero en la derrota, sin dejar de lado el aspecto afectivo frente a sus dirigidos.

“No me quieras porque gané, necesito que me quieras para ganar”, demandó alguna vez, mientras los hinchas lo idolatraban por haberle cambiado la cara al fútbol chileno.

“Ahora nos miran con otros ojos. Cuando hemos jugado amistosos después de la clasificación, saben de nuestro buen nivel y somos un equipo a tener en cuenta”, dijo Waldo Ponce, defensor de Vélez. “No sé si nos cambió la mentalidad, pero sí la forma de afrontar los partidos. Con él vamos a jugar de igual a igual a todas partes”, precisó.

“Dicen que yo modifiqué una realidad del fútbol chileno. Eso no es cierto. Nadie estimula condiciones que no existen y nadie activa potenciales afectivos que el ser humano no tiene”, dijo Bielsa sobre el cambio que se le atribuye.

El técnico rosarino cree que la “Roja” está en condiciones de intentar “algo importante”. Y aunque el grupo que le tocó en primera ronda –España, Honduras y Suiza– tiene a dos equipos considerados accesibles, los jugadores no están confiados. “Muchos dicen que Suiza y Honduras (son fáciles), pero no hay rival fácil en el Mundial, ellos también se están preparando”, concluyó Millar.