DEPORTES › FRENTE A LAS CRITICAS Y LAS PRESIONES, BASILE SE IRIA
La reunión entre el técnico de Boca y el manager Bianchi se suspendió hasta el lunes, después del próximo partido con River, en Mendoza. Pero el DT ya habría tomado la decisión de renunciar y esta vez no intentarán convencerlo para que siga.
Diez goles en tres partidos y ninguna victoria en lo que va del año, sumados a la mala campaña del equipo en la temporada pasada y al baile que le dio River en el primer superclásico del verano parecen ser suficiente argumento para el entrenador Alfio Basile, quien agobiado por las críticas y las presiones tomó la decisión de dejar su cargo y así se lo comunicó a los directivos del club, quienes debieron reunirse de urgencia para analizar la situación. Según trascendió, Basile iría hoy a la práctica para despedirse de los jugadores, y ayer se barajaba que Abel Alves se haría cargo del equipo hasta que se despeje el terreno y –es el deseo de los dirigentes– Bianchi se decida a retomar las riendas del equipo.
Por la tarde de ayer, todo indicaba que Basile, que había postergado su reunión con Bianchi para el próximo lunes, después del superclásico por la Copa Revancha en Mendoza, trataría de aguantar la parada que se le presentaba brava, mientras de paso esperaba la confirmación de las posibles llegadas de Fernando Gago y Jesús Méndez, los refuerzos que los dirigentes le habían prometido para mejorar el rendimiento del equipo y que, por distintas razones, se demoraban más de la cuenta.
El panorama cambió súbitamente ayer cuando Basile, jaqueado, tomó la drástica decisión de renunciar. Enterado el presidente del club, Amor Ameal, quien en la madrugada del jueves le había brindado en el vestuario, junto al vice José Beraldo, el dirigente Marcelo London y el propio Bianchi, su respaldo al entrenador, llamó al manager a una reunión para analizar la situación y decidir los próximos pasos.
Esta vez no hubo tiempo para que, como sucedió aquel 20 de septiembre de 2009, tras la derrota en la Bombonera frente a Godoy Cruz, cuando Basile decidió renunciar a su cargo y luego dio marcha atrás convencido por Bianchi y Ameal, los directivos intentaran hacer recapacitar al DT, torcer su voluntad.
La situación era complicada. En medio de la innegable crisis futbolística, Basile había perdido el apoyo de la Comisión Directiva del club, con excepción de los dirigentes Carlos Crespi y Horacio Palmieri. Buena parte de sus miembros querían que el DT diera un paso al costado, porque el club no estaba dispuesto a despedirlo. Lo decían por lo bajo. La pretensión es un DT, aunque más no sea interino, que se anime a hacer la limpieza que Boca parece necesitar y no concreta. Alguien que haga el trabajo sucio para allanarle el camino a Bianchi, a quien todos en Boca ven como director técnico y no tanto como manager.
Si bien hasta anoche no hubo una confirmación oficial por parte del club ni del entrenador sobre su renuncia, las chances de que Basile vuelva a tirar para atrás su decisión son prácticamente nulas, por lo que Boca jugaría en Mendoza la Copa Revancha con el interino Alves en el banco.
Lo que sorprendió es que Basile no esperara a la revancha del domingo, ya que con una victoria habría logrado el aire que necesita para encarar con mayor confianza el inicio del torneo Clausura, o la llegada de los refuerzos, principalmente de Gago (ver aparte), y el volante de Central Méndez, que el DT pensaba que ayudarían al equipo a levantar cabeza. Por ahora, Boca apenas sumó al ex volante de Tigre Matías Giménez, quien el miércoles no se mostró a la altura de las circunstancias.
De todas maneras el problema más serio de Boca parece estar en el arco. Los diez goles en tres partidos –tres de San Lorenzo, cuatro de Estudiantes, tres de River– prendieron la luz de alarma.
Abbondanzieri no mostró seguridad frente al equipo de Diego Simeone, tampoco el miércoles frente al conjunto de Leonardo Astrada, y el suplente Javier García hizo agua el último sábado en la goleada ante el equipo de Alejandro Sabella.
Luego de la derrota frente a River, los jugadores mostraron sus caras largas. Pero Juan Román Riquelme trató de ponerle paños fríos a la situación. “No nos gusta perder un clásico, pero esto es para prepararse para el torneo. Hicimos un buen primer tiempo, pero después del segundo gol de River se nos complicó, porque ellos ganaron en confianza”, dijo sobre el partido.
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