Con la derrota de Juan Mónaco ante el ruso Nikolai Davydenko, Juan Martín Del Potro quedó como único representante argentino en los octavos de final del Abierto de Australia. Y en la madrugada, el número cinco del mundo buscaba repetir la actuación del año anterior cuando se enfrentaba ante el croata Marin Cilic, casualmente el mismo rival que tuvo en esta instancia en la edición de 2009. De ganar, el tandilense se cruzaría con el vencedor del estadounidense Andy Roddick y el chileno Fernando González, que también se medían al cierre de esta edición. El español Rafael, ante el croata Ivo Karlovic, y el británico Andy Murray, ante el estadounidense John Isner, también buscaban su lugar en los cuartos de final.

La ilusión de Mónaco de acceder a la segunda semana del primer Grand Slam del año chocó contra el impresionante presente de Davydenko, que estiró a doce su racha de partidos invictos, tras los títulos en el Masters de Londres y el torneo de Doha. El ruso se impuso por un contundente 6-0, 6–3, 6-4 tras haberse adjudicado los primeros nueve games del partido. “Yo sabía que iba a ser un partido muy difícil y quedó demostrado. Desde el principio él arrancó muy bien, y se me hizo cuesta arriba desde temprano”, afirmó Mónaco.

Más allá de la cómoda victoria de Davydenko, el juego estuvo dividido en dos partes. En la primera media hora se constituyó en un monólogo del ruso, que jugó a un ritmo impresionante y casi no cometió errores. Así se adelantó 6-0, 3-0 y provocó que Mónaco celebrara con los brazos levantados y mirando al cielo cuando consiguió su primer game del partido. A partir de ese momento, el juego se tornó más parejo, aunque el seis del mundo siempre tuvo un plus para superar los pocos momentos de presión a los que lo sometió el argentino. “En los momentos muy importantes pegaba muy duro y muy justo y me hacía daño”, reconoció el tandilense.

En el último set, tras recuperar el quiebre inicial, Mónaco se mantuvo al frente en el marcado hasta el 4-4, pero ahí reapareció el juego implacable de Davydenko. “En el vestuario decimos que es una especie de máquina por la forma que tiene de jugar, y por su temperamento, porque por momentos te hace sentir que estás jugando contra un rival que prácticamente hace todo muy bien”, señaló Mónaco. En tanto, el suizo Roger Federer venció 6-3, 6–4, 6-4 al español Albert Montañés y el serbio Novak Djokovic superó 6-1, 6-1, 6-2 al uzbeco Denis Istomin y se instalaron en octavos de final.