Si el marcador de un partido de tenis refleja una escasa ventaja de un game a cero en el primer set y el reloj asegura que se jugó más de media hora, sólo hay dos opciones: el partido fue suspendido durante varios minutos... o se acaba de jugar uno de los games más largos de la historia del tenis. La segunda opción es la que se aplica al partido que el británico Andy Murray le ganó ayer al ruso Igor Kunitsyn por la primera ronda del torneo de Dubai.

En concreto: el juego comenzó a las 21.16 y terminó a las 21.41. Esos 25 minutos de idas y vueltas en el marcador se anunciaron por los altavoces como “el game más largo de la historia del tenis”.

Poco importó que, inmediatamente después del partido, la ATP matizara que se trataba en realidad del segundo juego más largo, después de uno de 31 minutos, en 1975, entre el rhodesiano Anthony Fawcett y el británico Keith Glass.

Fuentes de la Asociación consultadas indicaron que en realidad no hay un registro seguro para saber qué game fue el más extenso de la historia, aunque éste fue “definitivamente uno de los más largos”.

Así lo vivió el público, que a medida que avanzaba el juego reflejaba con sus gritos las diferentes emociones que generaba el extraño fenómeno: de los primeros rumores de sorpresa ante la incapacidad de cada jugador para concretar su ventaja... a cierto gemido de angustia al ver que el marcador volvía, una y otra vez, al persistente 40 iguales.

Las estadísticas tampoco le importaron demasiado a Murray: “El segundo game fue increíblemente largo”, contó en rueda de prensa. Aunque para el tenista, que arrastra una molestia en el tobillo, más que una curiosidad esto fue una bendición: “Probablemente fue el partido perfecto para mí, con bastantes carreras, puntos largos y largos games”, lo que le permitió meterse físicamente en el partido. Por cierto que el game, finalmente, fue para Murray 6-2, 6-2. Y el público lo celebró por partida doble. Novak Djokovic, campeón defensor del título, venció 6-4, 6-4 al español Guillermo García López.