Desde Londres

La multimillonaria Premier League está mostrando su talón de Aquiles, empezando por uno de los parientes pobres, el Portsmouth, que se declaró en cesación de pagos. El Portsmouth, un equipo con 110 años de historia, que ganó la FA Cup dos veces, la última en 2008, pasó el jueves último a la “administración judicial”, paso previo a la quiebra en Inglaterra. El administrador designado, Andrew Andronikou, se comprometió a salvar a la institución reduciendo costos y, en lo posible, vendiendo jugadores, aunque para ello necesitará una autorización especial de la FIFA y la Premier League, dado que se cerró el mercado de pases de la temporada. El Portsmouth es el caso más extremo, pero no el único de dificultades económicas de la premier League. Un informe de la UEFA publicado la semana pasada por el matutino británico The Guardian revela que los clubes ingleses concentran el 56 por ciento de las deudas del fútbol europeo.

El Manchester United tiene una deuda que supera los mil millones de dólares. En enero pasado los dueños del Liverpool emitieron un bono en el mercado que tuvo la peor cotización del año, ante los temores por las deudas de sus dueños, George Millet y Tom Hicks. El año pasado la consultora Deloitte advertía que el fútbol inglés no podía seguir gastando en plantilla al mismo ritmo que lo venía haciendo. Claro que todo es relativo. Una cosa son multimillonarios que invierten su dinero como Roman Abramovich, del Chelsea, o el jeque Mansour, del Manchester City, y otra, grupos o astutos empresarios que se endeudan hasta el cuello para financiar las adquisiciones como el Liverpool o los Glazer en el Manchester United.

El Portsmouth no pertenece ni a uno ni a otro campo. Uno de los problemas que enfrenta es que, según las normas de la Premier League, un club que entra en cesación de pagos pierde automáticamente nueve puntos: en su caso, último en la tabla, significa que su descenso de categoría es prácticamente un hecho. Encontrar un comprador para un club que no es de la Premier League no va a ser fácil. Pero además, si a principios de la próxima temporada el club no llega a un acuerdo con los acreedores, perderá otros 15 puntos más.