DEPORTES › SAN LORENZO EMPATO 2-2 SOBRE LA HORA CON COLON, PERO EL PUBLICO REPROBO AL EQUIPO
El segundo gol del Papu Gómez en el partido le salvó el pellejo a Simeone, aunque las broncas de la gente con el entrenador no se acallaron. Los santafesinos, que jugaron una hora con un hombre menos, ganaban con tantos de Bertoglio y Meza, en contra.
› Por Daniel Guiñazú
Acaso el gol agónico de Alejandro “Papu” Gómez le haya salvado por esta semana el cargo a Diego Simeone. Pero la hinchada de San Lorenzo expresó su opinión clamorosamente. Apenas el pitazo de Federico Beligoy le dio carácter de cosa juzgada al empate en dos entre San Lorenzo y Colón, el público estalló pidiendo de pie y a los gritos la renuncia del técnico y silbando sin tapujos la salida de los jugadores. La confianza en el equipo está quebrada sin remedio y no habrá, de aquí en más, resultado ni actuación que pueda repararla. La gente ya comprobó que será un calvario el tránsito de San Lorenzo por lo que queda del torneo Clausura. Ayer volvió a tener una prueba de ello.
De todos modos, no debió haber sufrido tanto San Lorenzo. Más allá de su pesado equipaje de errores, mereció el empate que recién llegó a los 44 minutos del segundo tiempo. Y hasta el triunfo, si se apura el análisis. Colón no hizo nada para llevarse los tres puntos. En todo caso, fue más práctico. Remató cinco veces al arco en todo el partido. En la primera etapa, Bertoglio de cabeza y Meza, en contra, marcaron los goles, Fuertes estrelló una pelota en un poste, y un derechazo cruzado de Nieto pasó cerca del palo derecho de Migliore. En la segunda, Migliore le tapó un mano a mano a Lucero inmediatamente antes del gol de la igualdad. Les sacó jugo a las piedras el equipo de Mohamed. Después de la apresurada expulsión de Rivarola a los 31 minutos del primer tiempo, lo único que se le ocurrió fue apretarse atrás y aguantar el 2 a 1. Nada más.
En injusta desventaja y con un hombre de más, los 45 minutos finales de San Lorenzo resultaron un repiqueteo incesante sobre la nutrida y desprejuiciada defensa santafesina. Simeone hizo sus movidas salvadoras con los insultos de la platea azulgrana como ingrato telón de fondo. Y terminó mandando a jugar con línea de tres (en el entretiempo, Bordagaray entró por el debutante Kannemman), tres enganches (Romagnoli ingresó por Kily González) y tres delanteros (Menseguez sustituyó al lateral Luna) asumiendo todos los riesgos al filo mismo del precipicio.
Como poner la pelota dentro del área de Colón para Alfaro y Romeo era imposible, San Lorenzo trató de demoler la pared rojinegra rematando desde afuera del área. Y Papu Gómez lo consiguió cuando nadie daba nada por la estabilidad de Simeone y el estadio era un hervidero. Fue tal el desahogo que Gómez se sacó la camiseta para celebrarlo y, como estaba amonestado, Beligoy le mostró la tarjeta roja. En ese instante, Simeone se tomó la cabeza y miró al cielo. Hubo tanto de alivio como de resignación en el ademán. Supo que había sacado la cabeza de la hoguera. Pero que lo siguen esperando nuevos incendios en los próximos capítulos de esta historia.
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