DEPORTES › MARADONA, RIQUELME, PALERMO Y LA HINCHADA DE BOCA
› Por Pablo Vignone
Llegó sobre la hora del partido. Pero el affaire de los papelitos metalizados, que demoró el arranque un cuarto de hora, lo convirtió en protagonista inesperado del cuadrilátero amoroso, junto a Palermo, Riquelme y la hinchada de Boca. Con suéter a rayas y anteojos oscuros, Maradona, que venía de elogiar profusamente a Lionel Messi (ver página 28), no se inmutó cuando la hinchada, haciendo el aguante mientras sus jugadores trotaban en el campo esperando el arranque, comenzó a pedir “Para Riquelme, la Selección...”. Sobre el césped, el volante sonreía. Sin embargo, cuando al instante los cantos se entusiasmaron con aplaudir “los goles de Palermo que”, Diego levantó los brazos, apretó los puños y acompañó con el lenguaje gestual su compromiso. Claro, el delantero es seguramente parte de la delegación que irá a Sudáfrica. Pero Riquelme, que ayer jugó especialmente consciente de la presencia de Maradona, quien no concurría a la Bombonera desde su entredicho con el astro, insiste en su automarginación.
La estocada por el costado de la barrera (“nació ahí”, reconoció el jugador) para el primer gol y la apertura instintiva para Monzón en el arranque de la sabrosa jugada que derivó en el segundo tanto del partido tornaron también inevitable el elogio del entrenador de la Selección Argentina. “Riquelme me gustó mucho, la rompió”, aceptó al término del encuentro. “El partido fue entretenido, fue un lindo clásico, en el que Boca terminó ganando muy bien”, sentenció.
Pero su movimiento más elocuente en el palco se produjo cuando el volante bajó con la zurda un pase de Gaitán, para rematar con la derecha antes de que la pelota tocara el suelo. Maradona quedó impresionado con Riquelme. Sólo repitió el gesto de incredulidad tras la tijera que Palermo intentó tras otro pase con la mira del número 10. Pero el puente roto ya es irreparable. “A la Selección le deseo lo mejor –dijo Riquelme, mezcla de laconismo e ironía–. Estoy feliz de que Boca ganó y ojalá que él esté contento si es que vino a ver ganar a Boca.”
La dialéctica continuó en las tribunas. La Doce cantó a favor de Maradona y reflotó banderas regaladas alguna vez por Diego, pero la platea retribuyó con un atronador “Riquelme, Riquelme...”. Palermo pasó a un segundo plano, probablemente porque su esperado gol número 219 no llegó, y compartió el aliento con el “Chileno, chileno...” con el que despidieron al expulsado Gary Medel. “Si fuera argentino, ya estaría convocado para la Selección”, sentenció Maradona al pasar. Como si fuera una hazaña ser citado.
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