Mié 18.12.2002

DEPORTES  › PESE A SOSTENER A BLATTER, SUDAMERICA PERDIO PESO EN LA FIFA

Una plaza menos para el Mundial

Solo habrá cuatro selecciones sudamericanas en Alemania 2006: será el menor número de representantes de la Conmebol en los mundiales. Cómo se perdió la batalla política pese a la permanente entrega incondicional.

› Por Pablo Vignone

El crimen no paga. Una sensación similar deben haber experimentado los dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), ayer en Madrid, durante una reunión de la FIFA, cuando descubrieron que su apoyo incondicional al presidente de la multinacional del fútbol, el suizo Joseph Blatter, no impidió que éste les quitara media plaza para el próximo mundial, a disputarse en el 2006 en Alemania.
Sudamérica ya no tendrá derecho a disputar un repechaje contra el mejor equipo de Oceanía, como era costumbre. Ni siquiera lo hará contra el peor de Africa, como intentaron asegurar desesperadamente sus dirigentes a último momento en el Salón Real del Hotel Ritz de Madrid, tras cuatro horas de debate. Las Eliminatorias Sudamericanas, las más extensas del mundo del fútbol –ya que empezarán en agosto de año próximo, seis meses antes que en el resto del planeta– clasificarán a cuatro selecciones. Como, por una nueva disposición de la FIFA, el campeón perdió su derecho a jugar la siguiente Copa del Mundo, Brasil deberá participar de las eliminatorias, de manera que habrá 10 equipos para disputarse esas cuatro plazas. El resto de Sudamérica ya tiembla: “Vamos a tener una disputa mucho más difícil para alcanzar la clasificación –dijo el boliviano Romer Osuna, tesorero de la Conmebol–. Hay cuatro plazas, pero dos son seguras para Brasil y Argentina, así que solo quedan dos lugares para el resto”.
La explicación de esta derrota política es tan transparente como sencilla. La distribución de plazas para el mundial ya no tiene que ver con la tradición o la potencia futbolística de cada región, sino con el poder de las influencias políticas y económicas. Los 10 votos que, invariablemente la Conmebol asegura a favor de Blatter en cada encrucijada, electoral o polémica, ya no atraen tanto la atención del suizo como los 51 votos de los que dispone Africa (que tendrá cinco plazas seguras, una más que Sudamérica, pese a que su fútbol aún está en desarrollo y jamás llegó a una final del mundo) o el potencial económico de los asiáticos. “No tuvimos fuerza –se lamentó Julio Grondona–. Parece que no valió de nada el título de Brasil y que la región sea la más efectiva en los mundiales, porque cuando son sólo diez países contra el resto, no hay nada que hacer.”
Las 4,5 plazas que consiguió Asia para Alemania 2006 –media más que en el mundial anterior–, ¿tienen que ver con la semifinal que alcanzó Corea del Sur en el Mundial 2002, o con el hecho de que el coreano Kim Joong, uno de los vicepresidentes de la FIFA, renovó la sponsorización de su empresa, la automotriz Hyundai, para el próximo mundial?
Inclusive la plaza definitiva que recibió Oceanía (que hasta el momento debía disputar el repechaje con Sudamérica) huele raro. ¿Tendrá algo que ver con el favor que hizo, hace dos años, el neocelandés Charles Dempsey, que tenía orden de la primer ministro de su país, Helen Clarke, de votar por Sudáfrica para la sede del Mundial 2006 y abandonó repentinamente la votación, sin emitir su sufragio, para que Alemania ganara la sede? ¿Será ésta una devolución de favores?
El presidente de la Confederación de Oceanía (OFC), el australiano Basil Scarsella, aseguró sentirse “muy orgulloso del respaldo dado por la FIFA al fútbol oceánico”. Scarsella dialogó mucho con Nicolás Leoz, el titular de la Conmebol, en los días previos: aparentemente, lo habría convencido de que si Sudamérica le concedía la plaza definitiva a Oceanía, éstos lo apoyarían para que los sudamericanos pudieran jugar el tradicional repechaje con los africanos. La Conmebol habría cumplido su parte del trato, pero, a la hora de votar, la devolución de favores no figuraba en la moción elegida.
El propio Leoz lo admitió así en Madrid: “Renunciamos a un puesto, para que Oceanía tuviese un representante asegurado y ni siquiera nos han dado el repechaje que pedimos para jugar contra Africa”, añadió. “Está claro que hubo negociaciones ocultas.” Jack Warner, el crecientemente poderoso vicepresidente de la FIFA, se proclamó a sí mismo como el gran ganador de la discusión. El triniteño, presidente de la CONCACAF desde hace varios años –en los que pasó de ser un simple maestro de banco a tener 50 millones de dólares en su cuenta bancaria– logró que su región ampliara el cupo a 3,5 plazas, disputando un repechaje con Asia por la 32ª plaza.
¿Tendrá esto algo que ver con el hecho de que Warner es, junto a Grondona, el personaje más próximo a Blatter dentro de la FIFA? Fue Warner el que propuso el plan de distribución que finalmente ganó al defendido por Leoz y Grondona. Los dos principales lugartenientes de Blatter –los dos únicos dirigentes que saben cuánto dinero gana el presidente de la FIFA por ejercer su cargo– se toparon ante la mirada de los restantes 23 integrantes del Comité Ejecutivo de la FIFA.
Y ganó Warner.
Sin embargo, como gran familia que es, nadie sacará los pies del plato. Ni siquiera la Conmebol, pese a los pronósticos funestos de Grondona, en el sentido de que esta distribución no cambiará siquiera para el Mundial de 2010, ni pese al amargo reconocimiento de Leoz de la existencia de “negociaciones ocultas” en perjuicio del fútbol subcontinental. “Perdimos una plaza, pero nuestro apoyo a Blatter sigue firme”, aseguró el uruguayo Eugenio Figueredo.
Que quede claro.
La impresión generalizada de que la FIFA prefiere priorizar el negocio antes que el deporte recibió un fuerte respaldo en Madrid. ¿Para qué invertir plazas en un continente económicamente deprimido, como Sudamérica, al que será imposible venderle los productos que promocionan los sponsors de la FIFA en la próxima década? Con el sistema de distribución presentado por Warner y aprobado por el CE, está prácticamente asegurada la clasificación de Australia (en la plaza de Oceanía), Estados Unidos y México (dos de las 3,5 lugares de la CONCACAF), Japón, Corea y China (en 3 de las 4,5 plazas de la FIFA), fabulosos países de fútbol dudoso pero mercados potentes.
Esa impresión quedó respaldada con la designación efectiva del suizo Urs Linsi como secretario general de la FIFA, que ocupaba en forma temporaria desde julio, cuando Blatter despidió a Michel Zen-Ruffinen, que lo había denunciado por fraude económico. Los antecedentes de Linsi para trabajar en la multinacional del fútbol son un par de años como futbolista en una liga amateur de su país, y 20 años como ejecutivo del Credit Suisse..., la banca que financia a la FIFA.
¿El fútbol? Bien, gracias.

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