“Usted se ha comunicado con la línea ética de KPMG”, responde la voz femenina en el 0800-888-9696. “¿Qué harías si supieras de una conducta irregular en el club?” se interpela desde un afiche en la página oficial de River. Debajo, junto a un escudo con la sigla CARP, aparece un slogan: “Cuando se comete una irregularidad dentro de la organización, callar también es una irregularidad”. El combo de exhortaciones a predicar contra la corrupción se extiende por los pasillos del Monumental. Daniel Passarella gobierna con mano firme. Desconfía de propios y extraños, pero sí confía en la herramienta que le aportó la consultora internacional, una cooperativa suiza que opera en 146 países y dice tener 140 mil profesionales desparramados por el mundo. La 0800 ya atiende llamados, que hasta ahora no fueron muchos desde que se lanzó esta semana. Y aunque la publicidad en un tramo menciona que es “para el uso exclusivo del personal del club River Plate”, Página/12 confirmó que se reciben denuncias de socios, hinchas y hasta circunstanciales visitantes de la institución de Núñez.

La “exigencia” del presidente, ex técnico y ex futbolista a KPMG de activar una línea ética –así la definió uno de sus colaboradores– parece un mensaje tendiente a aleccionar sobre el pasado, presente y futuro de River. Pasado por las consecuencias que derivan del pésimo gobierno de José María Aguilar, presente por si alguien osara imitar ciertas conductas de esa gestión y futuro porque se supone que Passarella pretende imponer un modelo de administración austero y transparente, que esté en las antípodas de su antecesor.

“Está perseguido por eso. A tal punto que si tuviera asidero la versión de que en la AFA pretenden frenar la auditoría contra Aguilar, él va a seguir adelante pase lo que pase”, sostiene la misma fuente sobre el Kaiser. En los últimos días, dirigentes, ex dirigentes y periodistas coincidieron en que el rumor circuló. Si le dan credibilidad es porque el ex presidente mantiene un cargo en la comisión de clubes de la FIFA y además trabaja en el comité organizador de la Copa América, que se disputará en el país en 2011. En River cuentan que su alter ego, el cuestionado Mario Israel, también se subió al mismo barco.

Un comunicado oficial del club afirma sobre la 0800: “Se trata de una herramienta vital para la detección del fraude y conductas irregulares que ha sido implementada con éxito en numerosas empresas de primer nivel internacional”. Las denuncias se pueden realizar de lunes a viernes de 9 a 18 a la línea ética y también en el sitio de Internet www.eticariver.kpmg.com.ar. El texto cierra con un compromiso: “Se garantizará la confidencialidad y una seria investigación, con el debido respeto de los derechos humanos y la dignidad de los empleados y directivos de la institución”.

Los hinchas que participan de los foros riverplatenses ya comenzaron a pronunciarse sobre el tema de diferentes maneras. Están quienes le recuerdan a Passarella la condena por el contrabando de un yate, aquellos que lo alientan y felicitan por la iniciativa, los que sugieren ir contra Aguilar por las irregularidades que le atribuyen y quienes empezaron a ofrecer pruebas sobre la reventa de entradas que regentea la barra brava.

“Muy buena idea. Acabo de llamar para comprobar la atención, fue personal y atenta, me alegro que se quieran hacer las cosas bien, hay mucho por corregir y colaborando todos vamos a salir adelante. Aguante el millo y el Kaiser”, escribió Hugo en la página oficial. “Hay que llamar para denunciar a Aguilar por dejar el club como lo dejó y robar todos estos años. La dirigencia actual debería hacer algo al respecto”, firmó su mensaje otro forista que responde al seudónimo de River1983.

“Un vaso que vale cuatro pesos, en el club se pagaba doce. Con el hielo pasaba algo semejante. Acá costaba cuatro veces más de lo que salía en cualquier otro lado. Se podían pasar facturas por montos muy grandes o por unos mangos”, reseñó el colaborador de Passarella, quien no da entrevistas individuales y tomó contacto con los periodistas en una conferencia de prensa durante la que juzgó a la gestión de Aguilar como “nefasta”.

Un pasivo que distintas fuentes sitúan en 150 millones de pesos. Un déficit operativo mensual que ronda los 4,5 millones. Los principales contratos percibidos por adelantado hasta 2014. Documentación que presuntamente incrimina a ex dirigentes y ex empleados jerárquicos que pasaron por River entre 2001 y 2009. Aun con ese lastre, el club se transformó en un imán para inversores.

“Más de veinte grupos económicos lo vieron a Passarella”, es la frase que escoge la fuente para ilustrar lo que pasa. De todos, y aunque no fue el primero que apareció, se le da más crédito al que acercó el vicepresidente segundo, Omar Solassi, un hombre vinculado con empresarios y matarifes que manejan mucho dinero. La cifra que circuló en los medios provoca escalofríos –unos 27 millones de dólares– sobre todo si se la relaciona con la crisis actual que atraviesa el sector de la carne, donde los gremios se movilizan por diferentes reivindicaciones.

La frase prosaica “hagamos una vaquita” se transforma así en la consigna top de este momento tan especial para River. El club, de otro modo, no podría juntar el dinero que necesita para reforzar un plantel magro en jugadores de calidad. Salvando las distancias, sería algo así como que una vecina de suburbio quisiera comprar un kilo de lomo o peceto.