Ave Fénix del fútbol, Diego Maradona demostró por enésima vez su capacidad para reinventarse y encontrar la mejor salida para sus intereses. El 1-0 sobre Nigeria fue una pequeña revancha para un hombre que tiene clavada una imagen, la de la enfermera llevándoselo de la mano tras el 2-1 ante Nigeria del 25 de junio de 1994, en el Mundial de Estados Unidos. Días después se conocería que había dado positivo de pseudoefedrina en el control antidoping, y Maradona no volvería a ser protagonista en un Mundial. Hasta ayer.

A juzgar por la reacción de la prensa internacional, que tenía como último recuerdo de Maradona el “que la sigan chupando” de octubre de 2009 en Montevideo, el ex 10 ganó la partida. “Lo de Maradona es fascinante. Hoy mostró una combinación de tranquilidad y sabiduría futbolística”, opinó Roland Zorn, analista de fútbol del Frankfurter Allgemeine. Sí, a los 49 años Maradona está recuperando su imagen. En Sudáfrica está aprendiendo a vender el casi infinito potencial de su figura.

Incluso tuvo a su favor un dato clave: el gol argentino llegó mediante una jugada preparada. Su autor, Gabriel Heinze, es jugador tan discutido como innegociable para Maradona. Si algo falló, fue porque sus jugadores no vieron el arco.

Argentina tiene ya la mente en Corea del Sur, el equipo dirigido por Huh Jung Moo, el marcador de Maradona en el 3-1 argentino en México 1986, líder del Grupo B. Otro déjà vu en un camino mundialista que el ex 10 ve pasar más rápido de lo que desearía.