Era un partido de pronóstico reservado, debido a la mejoría que había mostrado Boca en la fecha pasada y al balance claramente superior que había obtenido San Lorenzo en cuanto a resultados. Finalmente, el equipo que dirige Ramón Díaz le ganó ayer al de Borghi por 2-1, en La Bombonera, y se prendió en la pelea por el campeonato, mientras que Boca profundizó su mal momento y quedó muy lejos de la punta.

Con una propuesta acertada, San Lorenzo logró cortarle todos los circuitos futbolísticos a su rival. El equipo visitante tapó las bandas, contuvo a Chávez y le entregó la conducción a Battaglia y a Medel, dos jugadores con escasos pergaminos para esa función. Con orden táctico y dinámica individual, San Lorenzo se mostró mejor en los primeros 45 minutos, los cuales contaron con poca producción futbolística.

La expulsión de Medel, a pocos minutos de que finalizara el primer tiempo, desató la furia de la parcialidad local, ya que Pittana omitió echar a Leonardo López por una situación similar. Con un jugador menos, Boca fue para adelante y tuvo su mejor momento en los primeros diez minutos del segundo tiempo, cuando inclinó la cancha a su favor.

San Lorenzo recurrió al juego aéreo, al igual que en el primer tiempo, y llegó al gol con un cabezazo de Balsas. Borghi movió las fichas y terminó jugando con cinco jugadores adelante, lo cual le permitió a San Lorenzo pararse de contra. Luego de que Albil le negara el empate a Caruzzo, Balsas emprendió una cabalgata y habilitó a Menseguez, que definió junto al palo en la puerta del área. En la última jugada del encuentro, una mala salida de Albil le permitió a Palermo reencontrarse con el gol.

En el balance final, la victoria del visitante fue merecida. San Lorenzo promete tácitamente pelear bien arriba, por más que su técnico use la imagen acústica del Falcon para evitar candidatearse. Sus repuestos parecían comprados en la calle Warnes pero empezaron a responder. Con la seguridad de Bottinelli, la jerarquía de Pereyra y Balsas convertido en talismán, San Lorenzo invita a soñar a sus hinchas.