DEPORTES › OPINION
› Por Pablo Vignone
Tiempo antes de abandonar su cargo dejando atrás un balance postrero con un rojo superior a los 40 millones de dólares, José María Aguilar bien podía ser rotulado como el peor dirigente de la historia de River. Sin la auditoría prometida por su sucesor, en posesión de un cargo en el Comité Organizador de la próxima Copa América 2011, la gravedad de lo actuado por el ex presidente del club de Núñez parece haberse diluido en menos de un año.
Probablemente sea temerario afirmar que Julio Comparada avanza por el mismo sendero, fabricando méritos para convertirse en un esperpento de corte similar. Pero los dislates que sacuden a Independiente en el último tiempo, con una economía en terreno de urgencia, un equipo empantanado, un estadio en perpetuo estado de culminación (desde hace cinco años, se llevan invertidos 33 millones de dólares) y una capacidad de liderazgo cuestionada desde el interior, permiten formularse la pregunta sin temor a exagerar.
Comparada aparece como un dirigente espasmódico, que combina lo que a veces suena a sanas intenciones –como cuando renunció a la tesorería de la AFA molesto porque no le mostraban los papeles– con atolondrados pasos de ballet que terminan por hacerlo trastabillar. Como si su gestión no pudiera acumular tres sucesos consecutivos.
En los años que se le computan con responsabilidad sobre el cargo, desde el 2004 a la actualidad, Comparada vio pasar once entrenadores: José Omar Pastoriza (19 partidos), Daniel Bertoni (16), Pedro Damián Monzón (3), César Menotti (9), Miguel Santoro (10), Julio Falcioni (38), Jorge Burruchaga (29), otra vez Santoro (9), Pedro Troglio (26), otra vez Santoro (6), Claudio Borghi (15), ¡de vuelta Santoro! (17), Américo Gallego (50) y por último Garnero (7).
Ahora el presidente tendrá que facturar a su costo el rechazado ofrecimiento a Gallego, el entrenador con más estabilidad en todo este período. Parecía tan obvio que el resentimiento aún palpitante del entrenador iba a desembocar en una negativa, que es obligatorio preguntarse por qué el presidente eligió tentar al mismo personaje al que tres meses atrás sacrificó en aras de un proyecto ahora incierto. La única respuesta plausible está emparentada con la demagogia. Gallego es el técnico que pedían los hinchas y Comparada se los ofreció en bandeja. Ahora pueden insultarlo por variados motivos pero no por la ausencia del entrenador. Políticamente puede ser muy astuto, pero en términos de conducción, de proyección, el aporte es nimio.
Con Gallego como entrenador, Independiente lideró el Clausura 2010 hasta la 12ª fecha, pero experimentó un profundo bajón en el cierre del torneo.
Cierta desesperación del técnico por cerrar algunas victorias motivando cambios defensivos minaron su reputación tanto como la pérdida del título. Las versiones se cruzaron. Unas decían que Gallego demoraba la renovación del contrato aspirando a subir el tono de la oferta con un título a bordo; otras, que el club le retaceaba la chance del acuerdo a cuenta de la falta de audacia.
Comparada eligió creer en otra cosa que no fuera Gallego y pagó el pato. Ayer lo criticó hasta Ramón Díaz: “Lo de Garnero me pareció muy injusto, porque tomó al equipo hace muy poquito y le sacaron tres delanteros de primer nivel (Gandín, Piatti, Sosa). Así es muy difícil llevar adelante un equipo. Y encima no le tuvieron paciencia”, afirmó el técnico de San Lorenzo.
Y lo sigue pagando. Su siguiente elección, Nery Pumpido, está siendo torpedeada por la Comisión Directiva del club, que propuso otro ex arquero, Jorge Fossati, armador del Internacional de Porto Alegre campeón de la Libertadores. ¿Nostalgias de Falcioni? “Habría que trabajar en lo anímico para que los jugadores puedan levantar en lo futbolístico”, se animó Pumpido. “En estos momentos no tengo posibilidad de ser el técnico de Independiente”, explicó Fosatti desde Arabia Saudita, donde dirige el Al Shabbab. ¿Plan C? Si a Comparada le gusta Trossero, a la CD no. ¿Mohamed? Descartado. ¿Pekerman? Podría ser.
Mientras tanto, el equipo lo sostienen dos glorias de Independiente, Ricardo Elbio Pavoni y Francisco Sá; hasta el miércoles a la noche, el técnico interino era otro ex jugador rojo Manuel Magán. Evidentemente, las turbulencias no son privativas de una elección trascendente. Para el partido de hoy contra Gimnasia, Pavoni y Sá decidieron cinco cambios respecto del equipo goleado (Navarro; Báez, Julián Velázquez, Galeano, Mareque; Cabrera, Tuzzio, Battión, Mancuello; Parra, Silvera) y, dadas las circunstancias, ensayaron una mirada a futuro: “Pancho y yo estamos por este partido, por el martes (contra Defensor Sporting por la Copa Sudamericana), y si las cosas siguen bien seguiremos –señaló Pavoni–. Cuando se acomode esto y pasen uno o dos partidos, tendremos otra charla y otras conversaciones”.
Se advierte la línea espasmódica. ¿Dónde habrá quedado el proyecto?
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