Con un tiro libre sutil y preciso del goleador del Sudamericano, Fernando Cavenaghi, y con un arquero que transmitió sensaciones de imbatibilidad como Gustavo Eberto, Argentina le ganó anoche a Colombia 1-0 en el Centenario de Montevideo -escenario intimidante si los hay- y se consagró otra vez campeón sudamericano de una categoría que tiene al fútbol nacional como abonado al triunfo. La victoria adquirió mayor significación porque, de haber persistido el empate, el campeonato se lo llevaba Brasil.
Cavenaghi logró el tanto vital sobre la media hora del segundo tiempo, al aprovechar un tiro libre y ubicar la pelota por encima de la barrera. Ahora acompañarán a Argentina al mundial de Emiratos Arabes otros tres países: Brasil, Paraguay y Colombia. La gran frustración quedó para Uruguay, que al caer ante Brasil 2-1 perdió definitivamente el tren.
El primer tiempo de Argentina estuvo muy por debajo de las necesidades de un equipo que precisaba el triunfo para coronarse. En el fondo, los de Tocalli sintieron las ausencias de los suspendidos Romero y Gonzalo Rodríguez; y en la mitad de la cancha el seleccionado también sufrió la falta del carrilero por izquierda Marcelo Carrusca, marginado por lesión. Adelante, Argentina volvió a lamentar la falta de abastecimiento adecuado para un goleador como Cavenaghi.
Pero había seguridad entre los argentinos porque el arquero Gustavo Eberto cumplió siempre. El conjunto colombiano optó por esperar y contraatacar, pero cuando dispuso de alguna chance para convertir perdió frente al arquero de Boca Juniors. Sin los aportes creativos de Carlos Tevez y Fernando Belluschi –aunque sí su combatividad y empeño– ni los desbordes de Rivas ni las proyecciones de Zabaleta, a Argentina se le escapó el primer período sin embocarla.
En la segunda parte Tocalli intentó solucionar problemas con el ingreso de Pisculichi por Belluschi, primero; y de Patricio Pérez por Rivas después. Argentina tuvo una oportunidad enorme para desnivelar cuando Tevez quedó libre frente a Landazuri, pero el remate resultó débil. El equipo de Tocalli fue más rápido y punzante y el desnivel lo marcó un especialista sobresaliente, el providencial Cavenaghi. Así, por primera vez, un seleccionado argentino se dio el gusto de salir campeón en el Centenario.