Si se habla de handball en Argentina es imposible evadir el nombre de Eric Gull. El goleador, que recorrió las distintas ligas de Europa desplegando su calidad y sus tantos, en esta oportunidad quedó fuera del Mundial de Suecia por problemas físicos. Emblema de la Selección y estandarte a la hora de afrontar este tipo de competencias desde que el elenco albiceleste se abrió al mundo en esta disciplina, el bonaerense ve desde lejos la consagración de los dirigidos por Eduardo Gallardo. Por primera vez en la segunda ronda del Mundial, Argentina va por el undécimo puesto –mejor ubicación histórica– ante Alemania, y Gull adelanta en diálogo con Página/12 su balance sobre la actuación del conjunto nacional y lo proyecta hacia los Juegos Olímpicos del próximo año.

–¿Cómo viste a la Selección en el Mundial?

–El equipo realizó un torneo bárbaro. El hambre de gloria y las ganas de superar al rival sin miedos son las mismas que teníamos en otros mundiales, pero ahora hay material como para sorprender, y por suerte se logró. Este plantel no respeta ni sobreestima a nadie, y por eso les pudo jugar de igual a igual a varias potencias y vencerlas sin ningún problema. Este Mundial es un punto de inflexión para el handball nacional.

–¿Qué le falta a Argentina para que esto deje de ser sólo una sorpresa?

–Necesita un poco más de juego asociado, que es lo que destaca a los equipos europeos por sobre los demás. Se corrigieron muchos problemas en este último tiempo y en Suecia se vieron los resultados favorables. Estamos teniendo un Mundial impecable en la parte defensiva y el arquero Matías Schulz está atajando todo. Los partidos increíbles ante Polonia, Eslovaquia y Suecia, que tienen gente muy alta, demostraron que se le puede ganar a cualquiera. Esa es una gran evolución. Esta vez fue una sorpresa, pero de ahora en más se debe continuar por este camino para profundizar la mejoría y que se convierta en una costumbre.

–¿Cuáles son las claves de este plantel?

–Schulz es un pilar fundamental; es un arquero de categoría, que nos hacía falta hace mucho tiempo. Durante la primera ronda los rivales no pasaron nunca los 25 goles y eso en el rendimiento del resto del equipo se nota. Tener un arquero seguro les brinda confianza a los demás. En ofensiva los más chicos supieron encontrarle la vuelta y desequilibrar con dinamismo. Son armas de este deporte que nunca supimos explotar con contundencia y en este Mundial se logró. Todavía nos cuesta tener continuidad. Es el déficit a levantar para lo que viene.

–¿Cómo analizás la aparición de varios jóvenes de categoría en este torneo?

–Salvo (Gonzalo) Carou y (Andrés) Kogovsek, que son los más grandes, la mayoría de los jugadores tiene una proyección enorme. La Selección está haciendo historia con un equipo que recién comienza a caminar. Eso es lo más meritorio. Venía de un recambio generacional obligatorio y esta camada que llega mostró su nivel apenas empezó a rodar. Pensábamos que el verdadero salto de estos jugadores se iba a ver en 5 años y la realidad nos demuestra que desde ahora los podemos disfrutar.

–¿Qué valoración le das al entrenador para conformar este equipo?

–Gallardo es un técnico que maneja muy bien el grupo e intenta plasmar su idea de juego siempre. Creo que lo consiguió con los Juniors porque los pudo trabajar con tiempo y ahora busca hacer lo mismo en la Selección mayor. Espero que haya más tiempo de laburo para consolidar toda esta experiencia mundialista. Son claves las horas de vuelo juntos y más torneos internacionales: algo que no debe faltar para que este equipo haga un salto cualitativo. Si se queda sólo con este logro será muy difícil repetir la hazaña, más allá del empeño y la buena voluntad.

–¿Qué diferencia ves entre este plantel y los demás equipos que mostró Argentina en otros mundiales?

–Quizás este equipo tenga más ritmo de juego y un contraataque más rápido que aquel de las generaciones anteriores. Antes sobraba calidad pero no había velocidad, una característica fundamental en alta competencia. Además, en ese plantel teníamos más lanzadores y éste tiene más variantes. Aquél era un poco más corto, porque no había tanto recambio. El handball recién daba sus primeros pasos. Hoy, con material, le da más margen al equipo y hace que los jugadores terminen más enteros. Es una ventaja que se aprovechó y tiene que servir con miras a los Juegos Olímpicos.

–¿Cómo pensás que va a afrontar la Selección su camino a Londres?

–Este Mundial en Suecia tiene que ser un disparador para dejar mejor parado al deporte nacional y que no se subestime al handball latinoamericano. Creo que vamos a modificar la mirada sobre cómo jugar este tipo de torneos. Ya no únicamente para participar sino para competir en serio por algo importante. Ese impulso lo brindó este Mundial.

Entrevistó: Matías Quercia.