Los números muestran que el seleccionado argentino de handball finalizó duodécimo en el Mundial que se desarrolla en Suecia. Una ubicación histórica si se tiene en cuenta que es el máximo logro, dejando atrás el 15º puesto que había obtenido en Francia 2001. También las estadísticas marcan que con la derrota de ayer ante Alemania 40-35 tras dos tiempos suplementarios, el elenco conducido por Eduardo Gallardo cayó en sus últimas cuatro presentaciones en el certamen. Más allá de lo que indican los resultados, Argentina confirmó en este Mundial, erigiéndose como sorpresa, que está a la altura de las circunstancias para pelearles de igual a igual a las potencias europeas.

Con un juego dinámico y, por momentos, de gran categoría, el conjunto nacional dio una pauta frente a los alemanes de lo que insinuó a lo largo del campeonato. En este último compromiso volvieron a aparecer las figuras del equipo, fundamentalmente el arquero Matías Schulz, que con sus atajadas mantuvo el resultado parejo para que el rival no se escapara. En el primer tiempo Alemania marcó su superioridad, con la fuerza de sus contragolpes y los errores argentinos, que se repitieron durante la etapa inicial. Aun así se fueron al descanso con una ventaja mínima para el elenco teutón 13-12, luego de que los de Gallardo descontaran un máximo parcial abajo de 5-10, con seis tapadas consecutivas de Schulz.

El complemento fue totalmente distinto. Plagado de exclusiones por el juego brusco de ambos bandos, el resultado viraba de acuerdo con quién mantenía la ventaja numérica dentro de la cancha. Un ejemplo claro fue cuando promediaba el segundo período, pues llegaron a tener tres excluidos por equipos en un mismo momento. Allí, Argentina sacó provecho: Schulz atajó tres penales, y después de ir abajo en el marcador durante todo el partido, Federico Vieyra logró el empate a sólo cuatro segundos del final para sellar el 27-27. Así, hubo que ir a tiempo suplementario.

Y en el primer alargue los de Gallardo desperdiciaron lo que hubiese significado la victoria final. Cuando estuvieron 29-27 arriba y con un hombre más, los árbitros le anularon incorrectamente un gol a Diego Simonet. El rival evidenció una mejoría y terminaron igualados nuevamente, esta vez en 31, con un tanto de Juan Pablo Fernández sobre la chicharra. Otra vez suplementario.

Ya en ese alargue, Alemania puso los papeles en orden. Los europeos dominaron a voluntad, ajustaron las marcas en su defensa y Argentina ya no tuvo respuestas físicas al terminar abajo 40-35. De esa manera, el equipo que había sorprendido metiéndose por primera vez en su historia en la zona campeonato terminaba el ciclo con cuatro derrotas al hilo: Croacia, Dinamarca, Serbia y ayer Alemania. Pero, a excepción de los croatas, que los duplicaron en el marcador, frente a los demás siempre estuvo cerca de pegar el zarpazo. Por eso, más allá del resultado, Argentina siempre lució esa capacidad para pelearles de igual a igual a las potencias del Viejo Continente. Algo que en este Mundial se hizo costumbre y deja buenas expectativas para lo que viene.