DEPORTES › BOCA Y RIVER EN UN SUPERCLáSICO PARA NADA AMISTOSO, EN MENDOZA
Falcioni y Jota Jota ponen en la cancha lo mejor con lo que cuentan: uno porque no quiere dejar de ganar, el otro porque necesita vencer por primera vez en el año.
El segundo superclásico del verano encuentra a Boca y River en dos situaciones opuestas, aunque con la velocidad que cambian los humores en el fútbol argentino de hoy, nada garantiza esa actualidad. Mientras que el equipo de Falcioni encontró un funcionamiento llamativo en tres partidos, el conjunto de Juan José López sólo sumó problemas y todavía no ha ganado. En ese contexto se miden en Mendoza, en el compromiso que despedirá los torneos de verano.
En muy poco tiempo, las realidades de ambos clubes marcaron en enero un notable contraste, tanto afuera como adentro de la cancha. Por el lado de Boca, los dirigentes le dieron casi todos los gustos a Falcioni, que ya pudo contar con Diego Rivero y Leandro Somoza y ahora también con Walter Erviti. Además, sin Juan Román Riquelme y Sebastián Battaglia, el entrenador encontró un rendimiento interesante, algo sobrevalorado teniendo en cuenta los vaivenes de una competencia de pretemporada, en que ganó sus tres compromisos, sin recibir goles en contra. Pero lo más importante para el técnico es que logró potenciar a varios futbolistas que parecían tener un ciclo cumplido en el club. Un clima impensado en diciembre, cuando no se encontraba al sucesor de Claudio Borghi y el plantel lucía devaluado.
En la vereda de enfrente, a Jota Jota el verano sólo le trajo malas noticias. Primero tuvo que prescindir de Ariel Ortega, luego se lesionó Juan Pablo Carrizo y por último el presidente Daniel Passarella únicamente le consiguió hasta el momento a Fabián Bordagaray como refuerzo. Para colmo, ahora se sumó una demanda de Nueva Chicago por el pase de Nicolás Sánchez, que en caso de prosperar lo podría inhibir con una situación más que insólita: como Diego Buonanotte ya firmó su contrato con el Málaga, para este Clausura ocupará un cupo como refuerzo. Por eso, podría complicarse su presencia en el torneo...
Y en el plano futbolístico, el rendimiento dejó más dudas que certezas, con apenas un empate y un gol en tres partidos. Esas producciones no muy convincentes motivaron un cambio de esquema, que dejó de lado la línea de tres que tenía el entrenador en la cabeza y rearmó un 4-4-2. Además, ese movimiento dejó fuera del equipo a un histórico como Paulo Ferrari, que será suplente por el ingreso de Maidana como lateral y la consolidación de la dupla Ferrero-Román como centrales.
A pesar de esas dos actualidades diferentes, ninguno de los dos minimiza el partido. Si bien Falcioni podría haber especulado con una formación con mayor cantidad de suplentes por el margen que le daba el triunfo del primer partido, esta noche en Mendoza colocará al mejor once de que dispone, el mismo que utilizó en Mar del Plata. En cambio, dejó en Buenos Aires a Riquelme, Battaglia y Erviti para que se sigan poniendo a punto para el inicio del Clausura.
Para River, el margen es un poco menor, ya que otra derrota dejaría un mal clima justo antes del inicio del campeonato, en “el semestre más importante en la historia del club”, según las palabras de Matías Almeyda. Y para este examen, López se agregó un poco más de presión con la presencia en el arco de Leandro Chichizola, que ocupará el lugar del lesionado Carrizo. En la pelea con Daniel Vega, el entrenador se inclinó por el juvenil, dejando de lado la experiencia del ex Chicago.
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