Argentina superó en la temporada 2009-2010 a Brasil como primer país exportador de futbolistas profesionales, sumando 1800 expatriados, según un estudio presentado por el especialista francés en derecho deportivo Michel Pautot. Según su estudio, Brasil quedó por detrás de Argentina con un total de 1440 futbolistas militando en equipos extranjeros.

La presencia y la importancia de los extranjeros en equipos del máximo nivel mundial tiene el ejemplo claro del Inter, que en la final de la Champions League 2010 se impuso sin un italiano en el once inicial. El Inter cuenta con cinco argentinos (ver aparte) y el autor de los goles del equipo italiano en la final fue Diego Milito, delantero de la Selección Argentina.

“Contar el número de extranjeros en un club es una cosa, pero su influencia es más grande de la que aparece en las cifras”, afirmó Pautot.

“A menudo (los extranjeros) son los máximos goleadores. En la Champions, aparte de Wayne Rooney, el máximo goleador siempre ha sido un jugador extranjero”, adujo. En la última edición, el artillero máximo fue Lionel Messi, que ayer fue al banco en el partido que el Barcelona le ganó 3-0 al Almería clasificándose a la final de la Copa del Rey, con el Real Madrid como rival.

Messi fue elogiado indirectamente ayer por otro expatriado, el uruguayo del Osasuna Walter Pandiani. “Cristiano Ronaldo debe aprender del mejor jugador del mundo, que es Messi, cómo gambetea, cómo juega, y dejar su actitud desafiante. Hay que saber de dónde se viene y ser más humilde. El Real Madrid paga las tonterías de algunos futbolistas, al Barcelona no le pasa eso, parece el equipo del pueblo, de humildes que son, en cualquier campo al Barcelona lo terminan aplaudiendo”, afirmó.

Según Pautot, algunos clubes “tienen la tentación de formar a legiones extranjeras, compuestas por mercenarios que no tienen en consideración la historia o la identidad del club”, apuntó. De acuerdo con los datos de su estudio, en el Mundial de Sudáfrica cerca del 60 por ciento de los futbolistas convocados crecieron en clubes de otros países distintos de aquellos en los que nacieron. Esa cifra había sido del 55 por ciento en Alemania 2006 y del 50 por ciento en Japón-Corea 2002.

“Lionel Messi puede ser argentino, aunque ante todo es un jugador que ha adoptado el estilo y la filosofía del Barcelona”, estimó Pautot, que indicó en su estudio que la importancia de los extranjeros es especialmente notable en Europa. “Con la construcción europea, las limitaciones o las cuotas de jugadores extranjeros saltaron por los aires –subrayó–. La construcción europea favoreció el desarrollo de un deporte sin fronteras” y la “constitución de equipos cosmopolitas”, añadió Pautot, que en 2008 se opuso al proyecto “6+5” que impulsaba el titular de la FIFA, Joseph Blatter, para limitar ese cosmopolitismo futbolero.

La Ley Bosman de 1995, que reconoció la libre circulación de deportistas europeos en el espacio comunitario, y la Ley Malaja de 2002, en cuya creación estuvo implicado el propio Pautot, abrieron las fronteras europeas a los atletas de un centenar de países asociados a la Unión Europea. “En algunos clubes de la Premier League, el fenómeno es extremo”, señaló Pautot. En enero de 2010, por primera vez en la historia del torneo, un duelo entre el Portsmouth y el Arsenal comenzó sin un inglés sobre el césped.