Faltaban sólo dos minutos cuando el ingresado Caballero se movió por derecha ante Licht y tiró el centro de zurda conectado impecablemente por un López que le ganó a la marca y a la salida de Olave. Gol paraguayo y empate heroico de Olimpia con diez. Gimnasia sintió que se le había escapado un triunfo que tenía cocinado. Y es cierto, porque sobre todo por lo hecho durante el primer tiempo, que le fue ampliamente favorable, el local mereció algo más que ese gol inicial de Lobos –uno de los pocos que puso la pelota contra el piso– y no supo conquistar. El penal desperdiciado por San Esteban –reventó el travesaño– al final del período inicial hubiera sido determinante. Pero no lo fue. Y los locales no supieron llegar más con claridad ante un rival tosco, sólo combativo, que jugó media hora con uno menos. Así, el Lobo empató con un campeón de América devaluado y sigue invicto y puntero con cinco puntos. Pero se quedó con el sabor amargo.
El partido empezó tarde porque una bomba estalló cerca de Tavarelli y lo dejó tendido durante minutos. Una barbaridad. El local arrancó mejor ante un Olimpia desorientado. Al minuto casi convierte Enría y tras los sucesivos y consabidos centros, a los 13, uno más, llovido, no fue retenido por Tavarelli y, tras una serie de errores de jugadores de ambos equipos, Lobos remató, rozó en un rival y se fue adentro. 1-0 y justo, porque Gimnasia jugaba casi solo. Después hubo tres o cuatro llegadas más, ineficiencia del Pampa Sosa para definir, un penal desaprovechado y centrazos y forcejeos interminables. Un ahora larga de fútbol muy feo. Hasta que llegó el empate y la decepción del Lobo.