Las derrotas de David Nalbandian y de Juan Martín Del Potro en la segunda ronda del Masters 1000 de Cincinnati deben haberle generado una mueca de preocupación al capitán del equipo argentino de la Copa Davis, Modesto Vázquez. A menos de un mes de la serie de semifinales ante Serbia, los dos puntales del equipo aparecen lejos de su mejor versión y con poco margen para levantar de cara a lo que resta. Como pocas veces en los últimos diez años, Argentina partirá con tan poco crédito en una serie como la que se viene ante el campeón reinante.

Con la actualidad de Novak Djokovic, con 54 triunfos en los últimos 55 partidos, ni el mejor Nalbandian ni el mejor Del Potro podrían garantizar el punto ante el número uno del mundo. Es más, la lógica indicaría pensar la serie con un panorama de 0-2, con los tres puntos a ganar en los otros dos singles –ante Victor Troicki o Janko Tipsarevic– y en el dobles. Pero el gran problema es que con el presente de los dos mejores jugadores argentinos las chances ni siquiera aparecen repartidas para esos tres puntos. Por actualidad, tanto Troicki (16º) como Tipsarevic (20º) serían favoritos en los eventuales cruces ante Del Potro (19º) y, sobre todo, Nalbandian (66º).

En la gira de cemento de Estados Unidos, Troicki hizo tercera ronda en Toronto y cuartos de final en Washington mientras que Tipsarevic llegó a semifinales en Canadá y accedió a cuartos en Washington. Por el contrario, ninguno de los argentinos pasó una segunda ronda, aunque Del Potro mostró algo de reacción en el encuentro ante Federer. Pero con el tandilense solo tampoco alcanzaría.

Por eso, lo del cordobés es lo más preocupante. La gira que el año pasado lo devolvió a los 20 primeros del mundo, con el título en el ATP 500 de Washington incluido, esta vez le deparó un panorama totalmente opuesto: dos derrotas en primera ronda y la de ayer en la segunda, con una imagen muy desdibujada en el segundo set. Para colmo, Eduardo Schwank, el único doblista consolidado, se está recuperando de una lesión en la muñeca. Por eso, una victoria en Serbia se encuadraría entre una hazaña y un milagro.