La polémica quedará para toda la semana, especialmente si esta tarde River o Boca trastabillan y le pierden pisada al otro puntero del torneo Clausura, este Vélez que conduce Carlos Ischia que sorprende por el contraste entre la juventud y la experiencia de sus jugadores. Y la polémica tiene raíz: un penal que Daniel Giménez le cobró al equipo de Liniers, sentencia que merece una explicación aclaratoria del árbitro, porque fue el único que vio la falta en todo el estadio: ni los hinchas de Vélez creyeron que había existido falta de Olivera a Nanni. Ese penal terminó siendo decisivo para la victoria ante Unión.
Fue decisivo porque, además de inexistente, llegó en un momento clave, un minuto antes de que se fueran al entretiempo. Vélez había sido levemente superior durante la primera mitad, pero fueron los santafesinos los que abrieron el marcador con un gol del ex-Boca Christian Giménez, después de un corner desde la derecha que peinó Islas, que cabeceó Ortiz y que el delantero mandó a la red entrando por el segundo palo.
El gol shockeó a Vélez, que momentáneamente dejó de hacer pie en la cancha. Pero mientras Priotti se iba lesionado y dejaba a Unión sin volante central, Giménez sacaba el penal de la galera, insinuando que Olivera había desplazado a Nanni en el área cuando llegaba el centro de Gracián que controlaba Nereo Fernández, siendo que ambos jugadores venían forcejeando.
Nanni, el goleador del torneo, consiguió el empate rematando bajo junto a un palo, en un momento clave. Ischia pudo rearmar el esquema en el vestuario, y el local se paró mejor en el arranque del complemento, para machacar sobre el área de los santafesinos. Y esa presión dio resultado antes del cuarto de hora, cuando Bardaro arrancó la jugada por el medio, habilitó a Gracián, el volante se sacó dos hombres de encima pisando el área, y asistió al delantero que había iniciado la jugada, que remató bajo sobre la salida de Fernández.
Unión, que todavía mordisqueaba la amargura por la injusticia del penal, quiso reaccionar, e intentó acortar los caminos hacia Sessa, con Capria como manija, pero dejó muchos huecos en el medio y el fondo, y Vélez, ya parado para contragolpear, estuvo siempre más cerca del tercero que los santafesinos de la igualdad.