DEPORTES › MESSI MARRó UN PENAL, BARCELONA ELIMINADO DE LA CHAMPIONS LEAGUE
› Por Sebastián Fest
Desde Barcelona
El Camp Nou fue, durante casi cuatro años, la felicidad hecha fútbol, pero nada es para siempre y la historia marcará el 24 de abril de 2012 como la fecha en que el Barcelona perdió la alegría, la extraña noche en que se hundió. El tramo final de la temporada será pura amargura para los hombres de Josep Guardiola y para su gran figura, Lio Messi. El argentino, competitivo al máximo, no se perdonará haber fallado el penal que ponía el 3-1 y, de mantener el resultado, clasificaba a su equipo a la final de la Champions League en Munich. Nada de eso: fue 2-2 con gol de Fernando Torres en el descuento. Una noche plena de situaciones inusuales.
El fútbol a veces es muy extraño y esta vez todo se conjuró contra el Barcelona. No le alcanzó jugar en casa. No le alcanzó que John Terry, el capitán del Chelsea, se hiciera expulsar. No le alcanzó tener al inicio del segundo tiempo aquel penal, porque Messi lo estrelló en el travesaño. Como hace dos temporadas ante el Inter de José Mourinho, el Barcelona tropezó con las semifinales en su propio campo. Y si Mourinho, que ya acaricia la Liga, lleva hoy al Real Madrid a la final de la Champions del 19 de mayo en Munich, la tragedia azulgrana será completa, suceda lo que suceda el 25 de mayo en la final de la Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao.
No sólo fue llamativa la errática noche de Messi, que la primera pelota que tocó se la entregó a un rival. No fue la única, aunque también generara grandes pases y asistencias e incluso estrellara un tiro en el poste de Cech en el final. Hubo una llamativa falta de acierto al gol por parte de los locales, una defensa desconcertada y desconcertante y un Chelsea que, pese a jugar atrincherado, no dejó de inquietar nunca.
¿Cómo entender que el Barcelona se hundiera en su mejor momento? Dispuso de ocho minutos ideales: gol de Busquets a los 35’, expulsión de Terry a los 37’ y 2-0 de Iniesta a los 43’. Pero en vez de controlar el partido y llegar al vestuario en clara ventaja, le regaló al rival una desatención defensiva. Gran definición de Ramires en el descuento, 2-1 y el Barcelona fuera de la final.
Al final, el empate de Torres. Tercer partido consecutivo sin ganar –dos derrotas y un empate, inusual en la Era Guardiola– y el fútbol en toda su crudeza: Messi, tras el final, deambulando en soledad por el césped, turbado, incapaz de digerir lo que acababa de pasar.
Caminaba sin ver. Se sentía gran responsable, probablemente, de la eliminación. Que fuera la de todos no lo consolaba, porque él es la estrella, él falló el penal. “Messi, llorando desesperado, los jugadores lo consuelan –tuiteó Pedro–. Creo que se siente culpable, yo no le reprocho nada, nos ha dado tanto D10S.”
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