DEPORTES
› ¿POR QUE JUGARON TAN MAL RIVER Y BOCA Y NO HUBO GOLES?
Deuda argentina en la Libertadores
Ramón Díaz estrenó un esquema que tardará en afirmarse, no tuvo algunos jugadores clave, pero tampoco se asocian D’Alessandro y Ortega. Tabárez no encontró reemplazo a Riquelme ni profundidad.
Por Ariel Greco y Adrián De Benedictis
El comienzo de los equipos argentinos en esta nueva edición de la Copa Libertadores no ha sido para nada alentador. Entre Boca, River, San Lorenzo, Vélez y Talleres (el único que jugó dos partidos) no sólo no lograron ganar ningún encuentro sino que ni siquiera pudieron convertir al menos un gol. San Lorenzo perdió 1-0 en Bolivia ante Real Potosí; Boca, River y Vélez empataron sin goles ante Santiago Wanderers, Talleres y Morelia, respectivamente, y los cordobeses también perdieron 2-0 ante el América, en México. Pero entre los cinco argentinos, los que mostraron un rendimiento preocupante fueron Boca y River, que ya perdieron sus primeros puntos jugando como local.
En el caso del equipo conducido por Ramón Díaz, el jueves ante Talleres estrenó un nuevo modelo táctico, que incluyó tres volantes de marca, y dos enganches. En ese sentido, se puede entender la falta de entendimiento en algunas líneas. Pero, además, a River le faltaron algunos futbolistas considerados clave: Celso Ayala, Ariel Garcé, Claudio Husain y Esteban Cambiasso. Los dos últimos integraron la Selección Argentina que enfrentó a Gales, en Cardiff; Ayala viajó a Paraguay para jugar un amistoso ante Bolivia, y Garcé debía cumplir una fecha de suspensión.
Uno de los sectores donde River tuvo mayores inconvenientes fue en la defensa. Ricardo Rojas pasó a desempeñarse por el sector derecho, el juvenil Martín Demichelis fue el más retrasado, y Matías Lequi se movió por la izquierda. Y, precisamente, Talleres desequilibró siempre por los laterales.
Después de su primer empate, el entrenador Díaz explicó que uno de los motivos por el bajo rendimiento de su equipo fue que “en este último período tuvimos muy poco tiempo de trabajo, tanto con Husain como con Cambiasso, debido a que fueron a la Selección. Entonces, ahora que vuelven, voy a tener la posibilidad de hablar y de trabajar, que eso para nosotros es fundamental”.
Otro factor importante fue la falta de entendimiento entre Ariel Ortega y Andrés D’Alessandro. Por ello, Díaz destacó que “los jugadores son conscientes de la dificultad que tenemos, y con eso resulta todo mucho más fácil. Pero River tiene que volver a agarrar el ritmo, el manejo de la pelota, apretar. Eso nos está faltando y vamos a intentar hacerlo en los próximos partidos”.
En relación con la nueva propuesta ofensiva, el riojano indicó que “la intención fue poner dos puntas y dos medias puntas, como Andrés (por D’Alessandro) y Ortega. Creo que los jugadores son conscientes de que el equipo tiene que levantar, porque hay jugadores de nivel, de categoría, y creo que tenemos que ser más contundentes de lo que somos”.
En Boca, la primera razón que surge para explicar su baja performance tiene que ver con la ausencia de Juan Román Riquelme, que estaba en Gales con la Selección. Sin su conductor natural, el equipo adoleció de inventiva, ya que ni Walter Gaitán ni Omar Pérez pudieron asumir el rol de estratega. Por más que es consciente de la importancia que tiene Riquelme en su esquema, el entrenador Oscar Tabárez intentó restarle trascendencia a la discusión sobre si Boca depende o no de su número diez. “Cualquier equipo es dependiente de los muy buenos jugadores. Hace setenta y dos horas se decía qué bien que jugó Boca sin Riquelme y no podemos cambiar de parecer a cada momento. Tenemos que jugar con quienes están a disposición y tratar de ganar la mayoría de los partidos”, aseguró Tabárez.
Otra cuestión a resolver parece ser la falta de definición que muestran sus delanteros. Ante Santiago Wanderers, casi todas las chances de gol que se le presentaron a Boca estuvieron en los pies de Guillermo Barros Schelotto, que siempre dejó en claro que no es un goleador. Y las otras alternativas, el juvenil Ariel Carreño, Marcelo Delgado y Alfredo Moreno, no garantizan eficacia. Por ahora, Tabárez no encontró la fórmula para solventar la ausencia de un centrodelantero, aunque el retorno de Riquelme le puede traer alguna solución. Durante el verano ya se lo notó mucho másadelantado que en el ciclo anterior –convirtió goles ante River y Gimnasia–, lo que genera dos beneficios: lo que puede producir Riquelme por sí mismo y la mayor libertad que se les otorga a los otros delanteros.
Subnotas