El gobierno inglés confirmó que tendrá que movilizar a un total de 17 mil soldados –3500 más de lo previsto– para proteger los Juegos Olímpicos de Londres, luego de que, a sólo dos semanas del arranque, la empresa privada encargada de la seguridad de los Juegos admitiera que no está preparada para la tarea. De esta manera se amplía la brecha entre los deportistas y quienes los cuidarán: 10.490 atletas de 204 países competirán por 302 medallas de oro.

Tras consultar con el Ministerio de Defensa y con el Comité Organizador de los Juegos, se consideró “prudente” aumentar el número de militares para compensar la falta de guardias privados, indicó ante el Parlamento la ministra de Defensa, Theresa May, quien además admitió que sobre los Juegos “no pesa ninguna amenaza concreta”.

El cambio de planes obligará a repatriar a soldados destinados a países como Afganistán y a que otros cancelen sus vacaciones. Al menos les darán entradas gratis para algunos eventos deportivos. Las fuerzas armadas británicas afrontan despidos masivos por un recorte del presupuesto de Defensa.

La empresa encargada de la seguridad, G4S, es una multinacional con 650 mil empleados en todo el mundo que tiene múltiples actividades en el Reino Unido, en control de inmigración o prisiones. La compañía declaró el miércoles, causando estupor y alarma, que había “tenido problemas” para reclutar el personal suficiente y para formarlo en el calendario previsto, cuando el contrato establecía que proporcionase 10 mil guardias privados durante los Juegos.

El operativo de seguridad por los Juegos, que se celebran del 27 de julio al 12 de agosto, viene siendo objeto de polémica por la decisión de instalar seis nidos de misiles aire-tierra en las azoteas de edificios cercanos al Parque Olímpico, ubicado en Stratford, al este de la city, para protegerlo de ataques aéreos. Además, un portaaviones navegará las aguas del río Támesis.

Se calcula que el operativo de seguridad en todo el Reino Unido en torno de los Juegos Olímpicos involucra a unas 42 mil personas, con un costo cercano a los mil millones de libras esterlinas, la décima parte del presupuesto general de los JJ.OO.