DEPORTES › MURRAY DERROTO A FEDERER Y DEFINIRA EL TITULO CON DJOKOVIC
En un duelo de alto nivel y con varios picos de tensión, el británico superó en cinco sets al suizo, que terminó agotado, y se clasificó para la final del Abierto de Australia. Allí lo esperará, mucho más descansado, el número uno del mundo.
› Por Sebastián Fest
Desde Melbourne
El Abierto de Australia se definirá entre los dos más jóvenes del cuarteto dominante, tras postergar ayer el británico Andy Murray al veterano suizo Roger Federer en un partido con momentos de inusual tensión. Murray avanzó a su tercera final consecutiva de Grand Slam al derrotar a Federer por 6-4, 6-7 (5), 6-3, 6-7 (2), 6-2 en un choque de cuatro horas de duración. Finalista en Wimbledon y campeón del US Open, Murray se enfrentará mañana desde las 5.30 al serbio Novak Djokovic, que buscará su tercer título consecutivo en Melbourne, algo que nadie logró en la era profesional.
“Siempre es duro Roger, sea en el torneo que sea. Cuando sacaba 6-5 en el cuarto reaccionó con tiros increíbles”, dijo el escocés, que logró ayer su primera victoria sobre Federer en un torneo de Grand Slam. El británico aventaja ahora al suizo 11-9 en el balance de enfrentamientos personales. “Jugó mejor que yo”, admitió el suizo. “No vi mucho de la semifinal, pero escuché que jugó extremadamente bien. Voy a tener que jugar muy bien para ganarle”, analizó Murray de cara a la final con Djokovic, que arrasó el jueves al español David Ferrer. “Cada vez que nos enfrentamos es un partido muy físico, se mueve de forma increíble. Estoy listo”, añadió Murray, que hizo sentir los seis años de diferencia que lo separan de un Federer sin gasolina en el tramo final del encuentro tras haber batallado cinco sets dos días antes para derrotar al francés Jo-Wilfried Tsonga.
El partido se jugó a un altísimo ritmo desde el principio. Así, en los primeros compases se vio un punto en el que le pelota pasó 29 veces por encima de la red. Federer cedió el servicio ya en el tercer juego, y Murray nunca le permitió recuperar la desventaja. El suizo intentaba todo, pero el británico, más en forma que nunca y con un tenis ya en el punto de madurez, casi siempre devolvía una pelota más. Así, con un saque ganador se llevó el primer set en 45 minutos.
El suizo se demostró una vez más como un especialista en tie breaks al ganar el segundo parcial. Tras una ventaja de 4-1 en el desempate llegó la igualdad en cinco, pero un error de Murray y un fabuloso passing de revés cruzado ante un smash fallido del escocés le dieron el tie break por 7-5 y el set al suizo. Una hora y 45 minutos de juego, bastante más ya que en la victoria de Djokovic sobre Ferrer.
Tras ese esfuerzo, Murray recuperó la serenidad y el control y se llevó el tercero por 6-3 con relativo aplomo. El servicio fue un aliado del escocés en un partido en el que convirtió 21 aces contra sólo cinco de su rival. El cuarto fue el más emotivo y cambiante del partido. Federer quebró para adelantarse, pero Murray se recuperó para igualar 4-4. El suizo volvió a fallar con su derecha en puntos en los que tenía una clara ventaja posicional, pero también sería la derecha la que traicionaría a Murray en momentos decisivos. “Vas a desperdiciar un ‘challenge’”, le dijo Federer a Murray cuando el británico reclamó revisar un punto. Y, pese a su pésima estadística con el sistema electrónico “ojo de halcón”, esta vez el suizo tenía razón. Murray estaba enojado y se peleaba con el juez de silla, el español Enric Molina. Pese a todo ganó aquel juego con su servicio, y enseguida quebró el de Federer para situarse 6-5 y saque: la final estaba en sus manos.
Allí se produjo un altercado: Federer le gritó algo a Murray tras ser superado con un passing paralelo de derecha del británico. Ninguno quiso decir qué pasó. “No fue gran cosa para mí, y espero que para Andy tampoco”, dijo el suizo. Federer arriesgó y conectó reveses mágicos en aquellos minutos de tensión, mientras Murray fallaba llamativamente algunas derechas. Llegó el tie break y Federer lo jugó a la perfección: 7-2 y al quinto set. A Djokovic, en algún lugar de Melbourne, se le agigantaba la sonrisa. “Estaba nervioso, sí”, admitiría luego Murray, que logró enseguida una ventaja de 3-0 en el inicio del quinto parcial con siete errores no forzados del suizo. Era sólo un quiebre de servicio, aunque Federer parecía cansado. Y lo estaba. Se jugó en algunos tiros, pero la suerte estaba echada y el resultado se selló tras 240 minutos exactos. La final será de los más jóvenes.
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