DEPORTES › TENIS > EL MENDOCINO MARTíN ALUND, UNA DE LAS úLTIMAS REVELACIONES
El tenista de 27 años saltó a la fama la semana pasada, al llegar a las semifinales de San Pablo y jugar contra Rafael Nadal. Este mediodía debuta en el ATP de Buenos Aires, que arrancó ayer. También se presentan Nalbandian y Berlocq.
› Por Facundo Martínez
Martín Alund, el tenista mendocino que tras acceder como lucky loser (perdedor afortundo) al cuadro principal del ATP de San Pablo terminó cayendo recién en semifinales frente al español Rafael Nadal, dialogó ayer con Página/12 en el Buenos Aires Lawn Tennis, durante una pausa en su preparación para la Copa Claro, flamante ATP 250 de Buenos Aires, torneo al que accedió por special exempt (derecho de un jugador que llega a semifinales de un torneo y no puede disputar la clasificación del siguiente) y donde hoy al mediodía debutará ante el alemán Julian Reister.
–Fue una semana muy intensa, que viví con mucha felicidad. Sentí que toda mi carrera tenística, sus frutos, estaban ahí. Después de tantos años de trabajar, de intentar y de jugar torneos más chicos, comenzaron a darse los resultados y, bueno, pude ganar partidos en un torneo ATP, y ni hablar del hecho de haber llegado a una semifinal y enfrentar a Nadal. Era algo que jamás me había imaginado.
–En el momento no sé, ya me había pasado de todo antes. No había podido dormir, no había podido comer, no había podido hacer nada. Tenía muchos nervios porque quería tener una actuación buena y me daba lo mismo si ganaba o perdía. Me he sacrificado un montón por el tenis. Es mi trabajo, lo hago todos los días lo mejor que puedo, y tener que enfrentar a un tipo que para mí es uno de los mejores de la historia era un verdadero placer.
–Todos los partidos los veía dificilísimos. Pero me sentía con confianza. Había estado jugando muy bien, cada punto lo mejor posible, y así los resultados se fueron dando. Con Nadal era algo especial, el nombre intimida un poco más. Por más que venía de estar siete meses parado, no deja de ser Nadal. Para mí era la presión más grande, por más que venía de ganarle a Chardy, que está 25º del mundo.
–Ese día jugué con Aguilar al mediodía, casi tres horas, y quince minutos después de haber perdido me informan que tenía chances de ingresar al cuadro principal porque Leo (Mayer) se había quedado duro de la espalda. Tuve dos horas para ducharme y recuperarme, y salí a jugar. Por suerte, estuve concentrado y supe aprovechar el clima de la cancha. Melo jugaba sus últimos partidos y la gente explotaba. Era un clima muy lindo. Una energía extra que me llegó.
–Es muy duro, muy difícil. Ya es muy meritorio estar dentro del lote de los 200 y yo ingresé recién el año pasado. Viajaba solo, sin entrenador, y así y todo terminé el año 110º del mundo. No me quejo, hago lo que me gusta, que es ser jugador profesional de tenis.
–Todavía no hablamos del tema con mi entrenador. Vamos a esperar que terminen Buenos Aires y Acapulco, y veremos. Recién llevo jugados tres torneos ATP y quiero seguir haciéndolo. Es el sueño de toda mi vida. Imagínese que a los 15 años me vine solo a vivir a Buenos Aires para poder entrenarme. Y hace una semana no me conocía nadie (risas). Hay muchos jugadores que se sacrifican y trabajan como locos y por ahí no tienen el reconocimiento que sí tienen otros, eso es algo muy propio del tenis.
–Hasta hace unos meses había gente que no sabía si yo iba a poder meterme dentro de los cien y lo estoy haciendo ahora, con 27 años, que soy 93º. Estoy en mi mejor momento, y soy consciente de que las cosas se pueden dar. Hay que seguir trabajando duro, seguir luchando. No hay magia, lo que viví la semana pasada es el resultado de todo el esfuerzo anterior.
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