Un triunfo en toda su carrera en Wimbledon, una sola victoria ante un jugador entre los diez mejores del mundo y un ranking que lo muestra en el puesto 135: nada hacía presagiar que el belga Steve Darcis sería el principal culpable de producir un shock colectivo en Wimbledon.

Hace un año, el mundo del tenis debía sumergirse en los archivos para ver quién era el checo Lukas Rosol, el hombre capaz de derrotar a Rafael Nadal en el All England. Doce meses después, Darcis generó un impacto aún mayor en el césped londinense con su triunfo sobre el español.

No sólo porque frenó el andar de un Nadal que había ganado 43 de 45 partidos desde su regreso en febrero y sumado siete de nueve títulos posibles, sino porque además le propinó la primera derrota de toda su carrera en el estreno de un torneo de Grand Slam. Una de las caídas más duras en la trayectoria del ocho veces campeón de Roland Garros.

“Es fácil para mí. Nadie esperaba que ganara, así que tenía que jugar un buen partido, relajarme y disfrutar el juego. Y eso fue lo que hice”, explicó su receta Darcis, de 29 años, también conocido como El Tiburón. “Conozco mucho sobre tiburones, pero nunca nadé con ellos en una jaula. Tal vez lo haga algún día”, contó el belga.

“Pero tengo un tatuaje en el hombro como un tiburón. Porque mi signo astrológico es Piscis. Es además como una S, de Steve”, explicó Darcis el origen de un apodo que ahora cobra pleno sentido tras cazar a su mayor presa.

Dueño de un revés a una mano, una derecha potente y un buen juego ofensivo, el belga mostró un nivel que hizo preguntarse a más de uno el porqué de un ranking que nunca lo vio subir más arriba del puesto 44. “Tuve muchas lesiones. Y este año sufrí muchos problemas privados y no pude jugar por dos o tres meses. También tuve un poco de mala suerte y perdí dos semanas seguidas en partidos en los que estuve match point”, explicó.