DEPORTES › SAN LORENZO JUGO MUY BIEN Y DERROTO 3-0 A GIMNASIA
El equipo de Pizzi concretó una actuación brillante para superar con claridad al conjunto platense y treparse a la punta del torneo Inicial, gracias a dos golazos de Piatti y otro de Alvarado. Fueron tres, pero pudieron ser varios más.
› Por Daniel Guiñazú
Si no hubiera sido suficiente su notable exposición futbolística, San Lorenzo habría podido justificar su victoria ante Gimnasia a partir de sus goles. Fueron tres golazos, uno mejor que el otro. En el primero, Verón hizo un pique supersónico, entró al área tripera y ante la salida del arquero Monetti, cruzó la pelota al medio para que Piatti convirtiera con el arco libre. En el segundo, Alvarado cortó el juego a 30 metros del arco de Gimnasia, encaró con decisión, dejó parado a Blengio con un amague y definió con un delicado remate de zurda. Y en el tercero, Correa le puso un pase a Piatti por entre las piernas de Gastón Díaz y el volante resolvió picando su tiro por encima de la salida de Monetti.
Al final, la cuenta le cerró en tres a San Lorenzo. Pero pudo haber sido todavía mayor la paliza. Un remate desde afuera de Piatti en el primer tiempo dio en un poste y otro de Correa en el segundo, pegó en el travesaño. Y en la última pelota de la tarde en el Bajo Flores, Monetti le tapó un mano a mano al mismo Correa. Las diferencias fueron abismales en todos los planos posibles del análisis. Por eso, con el pitazo final del árbitro Mariano González, en las cuatro tribunas del estadio el público azulgrana se puso de pie y ovacionó a su equipo. No sólo porque alcanzó la punta momentánea del torneo Inicial (Newell’s lo superará si hoy derrota a Argentinos). También (y sobre todo) porque jugó un fútbol espléndido, infrecuente, casi inmejorable. Portador de los mejores augurios.
Gimnasia apostó a la presión y al juego físico. Pero rápidamente quedó desbordado y condenado a sufrir el partido. Como Franco Mussis lo corrió a Ortigoza tratando de taparle el primer pase al Ciclón, Mercier se hizo cargo del armado desde el medio. Y arrancando desde atrás, casi a la altura de los marcadores centrales, fue el punto de partida del inspirado toque sanlorencista. Con salida clara por los costados, paciencia para mover la pelota hasta que los espacios aparecieran solos, la movilidad y la habilidad de Leandro Romagnoli flotando a espaldas de los volantes platenses, la calidad discontinua pero ayer eficaz de Piatti, la explosión de Verón y el atrevimiento de Correa, San Lorenzo armó un combo futbolero que, al mismo tiempo que demolió a Gimnasia, enamoró a su gente y la llenó de ilusiones para lo que se le viene: la final de la Copa Argentina y la definición de este torneo Inicial.
Da la impresión de que después de tanta rotación, el técnico Pizzi parece haber encontrado los mejores intérpretes para llevar adelante su idea futbolística. A San Lorenzo, el juego le brotó por todos lados. Entregó noventa minutos irreprochables en los que individualidades en un nivel muy alto engarzadas a un concepto superador le dieron forma a una de las mejores demostraciones que se hayan visto en lo que va del campeonato.
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