Mié 23.07.2003

DEPORTES  › LAS CHIVAS Y BOCA JUGARON UN PARTIDO ABURRIDISIMO

Record Guinness del embole

El cero a cero fue tan mediocre que las cámaras se paseaban al final del partido por las tribunas y no encontraron ni una sonrisa.

Hace unos diez días, estas Chivas jugaron en Los Angeles con River en el aperitivo del partido que San Lorenzo perdió con Olimpia por la Recopa. Cero a cero, partido flojo y victoria de los de Pellegrini en los penales. Anoche, ya en Jalisco y ante Boca, los mexicanos reiteraron el cero, pero el campeón de América –de alevosa pretemporada en el Hemisferio Norte– hizo tan poco que el partido fue mucho peor. Los mexicanos intentaron más –Boca tuvo una sola llegada a los 22 del segundo tiempo...– y el único saldo debe estar en la cuenta bancaria de los de la Ribera. Nada, nada para rescatar en Boca salvo un par de atajadas de Abbondanzieri.
Como comentó un compañero espontáneo frente al televisor, más que amistoso el partido –o al menos el primer tiempo– fue “afectuoso”. Las Chivas fueron más prácticamente durante media hora, ya que Boca sólo equilibró en el medio durante el primer cuarto. A partir de entonces, la posesión de pelota fue monopolio de los mexicanos, que llegaron poco pero lo suficiente como para crear las dos o tres oportunidades más claras. En todas ellas, el gestor o realizador último fue su número 9 y único delantero neto, Jair García, que mostró buenas aptitudes de manejo y posicionales aunque resolvió sin precisión al menos dos veces. Boca, a todo esto, casi nada.
El equipo de Bianchi se paró con pretensión de jugar pausado, sin picar ni jugarse en esfuerzos personales excesivos. Sobre todo en los de arriba –el Mellizo estuvo durísimo– que no se veían aptos para enfrentar un mano a mano con capacidad de reacción suficiente. Pero eso duró muy poco. Porque los del medio lateralizaban, Fabbro no podía conducir nada y Las Chivas eran más decididos y veloces en el medio. Así tuvieron tres llegadas de Jair García y un cabezazo de Ramírez, solo. No supieron. Boca, acompañaba en el medio y no podía contragolpear.
El segundo fue peor aún. Los cambios –Boca hizo 8 (¡ocho!) modificaciones– fueron lo único que se podía anotar como alternativas del juego. Mientras los locales se desdibujaban en la inoperancia, Boca intentaba poco, quería que se terminara el flagrante compromiso. La única llegada fue una subida en contra de Tevez por derecha que dejó solo a Caneo que entraba del otro lado. El buen arquero mexicano lo atoró al juvenil y eso fue todo. El próximo y último capítulo de esta minigira boquense es un partido en Cleveland contra el Celtic. Lleven la almohada.

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